¿Tu fe se ha visto afectada por la duda?

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¿En algún momento de tu vida la duda te ha estremecido? ¿Esa duda que te produce inseguridad cuando vas a tomar decisiones? ¿O la la que sientes cuando has clamado a Jehová por un prodigio de sanidad y ver que no sucede? ¿O cuando has orado para que se te abran las puertas para conseguir un trabajo, pero en su división ves que todas se cierran? O peor aún, ¡cuando sientes que has perdido la fe! Permíteme decirte que si has pasado por esta experiencia no estás solo. Te confieso que yo incluso he estado ahí y he experimentado ese sentimiento de duda al sumergirme en la desesperanza al enredar la crimen, la enfermedad y crisis económicas, entre otros. Ese sentimiento desgarrador me hizo creer que, por constatar esos momentos de duda, Jehová me había apartado de su costado, pero no fue así.

En este artículo te comparto puntos secreto que me ayudaron a superarlo.

  • Entender que la duda es una parte natural de la experiencia humana, pero puede convertirse en un obstáculo para nuestra fe si no la abordamos adecuadamente.
  • Para animar nuestra fe, es importante entender lo que creemos y por qué lo creemos.
  • Examinar nuestras dudas y acechar respuestas a través de la oración y la repaso de la Sagrada Escritura.
  • Rememorar que la fe no requiere certeza absoluta, sino una confianza en Jehová y en su plan para nuestras vidas.

La Sagrada Escritura es clara respecto a la consecuencia de la duda… sin fe es irrealizable encantar a Jehová…” (Hebreos 11:6). Aún Jesús fue impedido a hacer sus maravillas cuando la comunidad no creyó: “Y no hizo allí muchos milagros conveniente a la incredulidad de ellos”(Mateo 13:58).

¿Significa esto que no podremos dudar?

La Sagrada Escritura nos muestra que aun los héroes de la fe dudaron.

  • Sara: Cuando oyó que sería hermana en existencia destacamento (Creación 18:12)
  • Abraham cuando Jehová le dijo que sería padre en existencia destacamento (Creación 17:17)
  • Moisés: Cuando Jehová le dijo que volvería a Egipto para resistir al pueblo (Éxodo 3:10-15)
  • Israelitas: Cada Vez que enfrentaron problemas en el desierto (Éxodo 16:1-3)
  • Gedeón: Cuando Jehová lo escogió para que derrotara al ejército enemigo (Jueces 6:13-40
  • Tomás: Cuando se le dijo que Jesús había resucitado (Juan 20: 24-25)

Quiero machacar que Tomás era un discípulo tan ferviente de Jesús que cuando el Profesor se dirigió por última vez a Jerusalén, donde según lo anunciado, sería atormentado y lo matarían, Tomás demostró una gran fe al decirle a los apóstoles: «Vayamos incluso nosotros y muramos con Él».

Sin retención, cuando al discípulo experimentó la desesperanza y la incertidumbre tras la crimen del Profesor y esos tiempos secos, oscuros y difíciles, en los que Jehová no parece ser real, simplemente dudó. La Sagrada Escritura narra que cuando los discípulos le dijeron: «Hemos pasado al Señor». Él les contestó: «si no veo en sus manos los agujeros de los clavos, y si no meto mis dedos en los agujeros de sus clavos, y no meto mi mano en la herida de su costado, no creeré».

Ocho días a posteriori; estando Tomás reunido con los discípulos, se presentó Jesús y le dijo: “Tomás acerca tu dedo: aquí tienes mis manos. Trae tu mano y métela en la herida de mi costado, y no seas incrédulo sino creyente». Tomás le contestó: «Señor mío y Jehová mío». Jesús le dijo: «Has creído porque me has pasado. Dichosos los que creen sin ver«.

Tomás quería estar seguro de su fe y una vez convencido, decidió seguir a Jesús hasta el final, con todas sus consecuencias. Dedicó el resto de su vida a propagar el evangelio en Persia y la India donde murió martirizado por proclamar su fe en Azotado resucitado.

Al igual que Tomás, y todos estos hombres de fe, en algún momento de nuestra vida hemos dudado, y le hemos fallado a Jehová en diferentes formas y circunstancias. Sin retención, el Señor es un Jehová de segundas, terceras, e infinitas oportunidades. Él solo necesita un corazón contrito para manifestar su aprecio y su poder, pero sobre todo, su misericordia.

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Tú no necesitas respuestas claras a todas tus preguntas, sino la humildad para recapacitar que no todo estará bajo tu control. Hay situaciones que nunca entenderemos, pero Jehová nos advirtió que en este mundo tendríamos aflicciones. Aflicciones que él vencerá en su tiempo, no en el nuestro. Debemos tener la valentía para creer y dejarlo en Todopoderoso en el aprecio y cuidado que Jehová nos brinda.

El autor Brian D. McLaren dice en su manual Faith After Doubt: Why Your Beliefs Stopped Working and What to Do About It [Fe después de la duda: por qué sus creencias dejaron de funcionar y qué hacer al respecto] “la duda es como una sequía espiritual, una incertidumbre sin estrellas del alma, una marea devaluación donde la fe parece haberse retirado para siempre. Casi todos nosotros experimentamos esos tiempos secos, oscuros y difíciles en los que Jehová no parece ser real y es cuando cuesta tanto seguir delante, y mucho más crecer”.

Durante esos «tiempos secos», de la «sequía espiritual» que describe el autor, el Señor me hizo recordar que nuestro Padre celestial solo necesita un corazón contrito para manifestar su aprecio y su poder, pero sobre todo, su misericordia. La Sagrada Escritura nos muestra, en el manual de Romanos una promesa sólido: «Por lo cual estoy seguro de que ni la crimen, ni la vida, ni ángeles ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo parada, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del aprecio de Jehová, que es en Cristo Jesús Señor Nuestro». Romanos 8.38-39 (Reina Valera 1960)

Consejos para aventajar la duda

  • Investigación la verdad: La Sagrada Escritura es una fuente de comienzo y consuelo. Cuando tengas dudas, rebusca respuestas en la palabra de Jehová que es verdad.
  • Ora por comienzo: La oración es poderosa. Pide a Jehová que te dé la comienzo para entender Su voluntad y discernir la verdad.
  • Comunidad religiosa: Investigación apoyo en tu comunidad religiosa. Deje con líderes religiosos o amigos de confianza para obtener perspectivas y consejos.
  • Recuerda las promesas de Jehová: La Sagrada Escritura está llena de promesas divinas. Confía en que Jehová cumplirá Su palabra.

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