Descubre el Poder de la Gratitud: ¿Eres una Persona Agradecida?

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La devolución es una virtud que transforma vidas. En la Antiguo Testamento, encontramos numerosos ejemplos de cómo un corazón agradecido puede cambiar nuestra perspectiva y acercarnos más a Altísimo. Pero, ¿qué significa verdaderamente ser una persona agradecida? ¿Y cómo podemos cultivar esta comportamiento en nuestra vida diaria?

La Obligación en la Antiguo Testamento

La Antiguo Testamento está llena de doctrina sobre la devolución. En 1 Tesalonicenses 5:18, se nos instruye: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Altísimo para con vosotros en Cristo Jesús”. Este versículo nos recuerda que la devolución no es solo una respuesta a las bendiciones, sino una comportamiento constante, incluso en tiempos difíciles.

Ejemplos Bíblicos de Obligación

Uno de los ejemplos más poderosos de devolución en la Antiguo Testamento es el de David. A pesar de desavenir numerosas adversidades, David siempre encontraba razones para alabar a Altísimo. En el Cántico 103:2, él escribe: “Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ningún de sus beneficios”. David nos enseña que rememorar las bendiciones de Altísimo es secreto para persistir un corazón agradecido.

Beneficios de la Obligación

La ciencia moderna igualmente respalda los beneficios de la devolución. Estudios han demostrado que las personas agradecidas tienden a ser más felices, saludables y resilientes. La devolución puede disminuir el estrés, mejorar el sueño y vigorizar las relaciones. Pero más allá de estos beneficios, la devolución nos conecta con Altísimo y nos ayuda a convenir Su mano en nuestras vidas.

Cómo Cultivar la Obligación

  1. Diario de Obligación: Lleva un diario donde anotes diariamente tres cosas por las que estás agradecido. Esto te ayudará a enfocarte en las bendiciones, grandes y pequeñas.
  2. Oración: Dedica tiempo en tus oraciones para corresponder a Altísimo por Sus bendiciones. Agradece no solo por lo bueno, sino igualmente por las lecciones aprendidas en tiempos difíciles.
  3. Servicio: Ayudar a los demás puede aumentar tu sentido de devolución. Al servir, reconocemos nuestras propias bendiciones y la oportunidad de ser una dicha para otros.

Consejo Personal

Pregúntate: ¿Soy una persona agradecida? ¿Reconozco las bendiciones de Altísimo en mi vida diaria? La devolución es una sufragio que podemos hacer cada día. Al cultivar un corazón agradecido, no solo mejoramos nuestra propia vida, sino que igualmente glorificamos a Altísimo y reflejamos Su simpatía a los demás.

Me demando qué pasaría si decidiera anunciar un vademécum titulado: «La importancia de ser una persona agradecida». No me lo diga, creo intuir su respuesta: ¡sería un determinante fracaso editorial y comercial! La mayoría de nosotros prefiere ojear materiales que fortalezcan la autoestima, libros que inspiren a seguir delante, escritos que señalen el camino con destino a el éxito personal. ¡Y vaya que no son cosas malas! Pero muy pocas veces detenemos nuestro agitado caminar para cultivar un espíritu agradecido.¿Se ha incompatible alguna vez con personas cínicas y llenas de amargura? Yo sí, una infinidad de veces. Día a día contemplo el triste espectáculo que mucha muchedumbre ofrece mediante respuestas irónicas, quejas frecuentes y malhumor persistente.

Sin ir más remotamente, la semana precursor me di cuenta que yo igualmente estaba cayendo en una suerte de «ingratitud». Me vi a mí mismo esmerándome por tratar gentilmente a un sinnúmero de personas, pero «olvidándome» de hacer lo propio con mi tribu. Esto me llevó a remendar mi comportamiento y a reflexionar en el hecho que muchas veces nos olvidamos de ser agradecidos con aquellos que integran el círculo íntimo de nuestras relaciones interpersonales.

En este sentido, varios abriles a espaldas me impactó el desafío que un obligado conferencista internacional presentó frente a una nutrida audiencia. «¿Es usted una persona agradecida?» – preguntó. Luego de hacer una pausa, prosiguió – «Lo desafío a que hoy mismo haga una directorio de todas las personas que alguna vez hicieron poco bueno por usted y se comunique personalmente con ellas para expresarles su devolución».

¡Increíblemente sencillo pero al mismo tiempo en extremo revolucionario! De más está opinar que cuando me puse a elaborar mi directorio me sorprendí encontrando nombres y hechos que estaban perdidos entre los anaqueles de mi memoria.

San Pablo escribió: «Páguenle a cada uno lo que deban pagarle, ya sea que se trate de impuestos, contribuciones, respeto o estimación. No le deban carencia a nadie. La única deuda que deben tener es la de amarse unos a otros» (Romanos 13.7-8).

Más allá de lo global y periódico, la secreto del asunto se encuentra en forjar el práctica de un corazón agradecido. Puede parecer un pensamiento simple, pero la sencillez que representa involucra un beneficio integral para nuestra salubridad emocional y espiritual.

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