Rubén: El Primogénito de Jacob y su Legado Espiritual

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Rubén, el primogénito de Jacob y Lea, ocupa un superficie significativo en la novelística bíblica. Aunque su historia está marcada por momentos de amor y error, asimismo ofrece valiosas lecciones sobre redención, responsabilidad y el impacto de nuestras acciones en las generaciones futuras.

El Partida de Rubén

Rubén nació en un contexto de competencia y tensión franco. Lea, la origen de Rubén, era la esposa menos favorecida de Jacob, quien prefería a Raquel. A pesar de esto, Lea nombró a su hijo Rubén, que significa “Mira, un hijo”, expresando su esperanza de que Jacob la amara más al darle su primer hijo (Principio 29:32).

La Primogenitura y su Pérdida

Como primogénito, Rubén tenía derechos especiales, incluyendo una doble porción de la herencia y la responsabilidad de liderar a sus hermanos. Sin confiscación, Rubén perdió su primogenitura oportuno a un formal error: se acostó con Bilha, la concubina de su padre (Principio 35:22). Este acto de deshonra no solo afectó su posición, sino que asimismo tuvo repercusiones espirituales y familiares profundas.

El Rectificación y la Redención

A pesar de su caída, Rubén mostró signos de rectificación y responsabilidad. Cuando sus hermanos conspiraron para matar a José, Rubén intentó salvarlo sugiriendo que lo arrojaran a una cisterna, con la intención de rescatarlo más tarde (Principio 37:21-22). Aunque su plan no tuvo éxito, muestra un deseo de corregir sus errores y proteger a su hermano.

El Enviado de Rubén

El enviado de Rubén es arduo. Su tribu, los rubenitas, se estableció al este del río Jordán. Aunque no siempre fueron prominentes en la historia de Israel, la tribu de Rubén jugó un papel en la conquista de Canaán y en la vida comunitaria de las tribus de Israel.

Lecciones Espirituales

La historia de Rubén nos enseña varias lecciones espirituales importantes:

  1. La Importancia de la Integridad: Las acciones de Rubén con Bilha nos recuerdan que nuestras decisiones tienen consecuencias duraderas. La integridad y el respeto en dirección a los demás son fundamentales en nuestra vida espiritual.
  2. El Poder del Rectificación: Aunque Rubén cometió errores, su intento de defender a José muestra que siempre hay oportunidad para el rectificación y la redención. Todopoderoso valora un corazón dolido y dispuesto a cambiar.
  3. El Impacto Generacional: La pérdida de la primogenitura de Rubén afectó no solo a él, sino asimismo a sus descendientes. Esto nos recuerda que nuestras acciones pueden influir en las generaciones futuras, para aceptablemente o para mal.

Rubén, el primogénito de Jacob, es un personaje que nos ofrece una rica fuente de lecciones espirituales. Su vida, marcada por errores y actos de redención, nos invita a reflexionar sobre la importancia de habitar con integridad, inquirir el rectificación y considerar el impacto de nuestras acciones en los demás. A través de su historia, podemos encontrar inspiración para nuestras propias vidas y caminar más cerca de Todopoderoso.

Entonces habló Rubén: “Yo les advertí que no le hicieran daño al muchacho, pero no me hicieron caso. ¡Ahora tenemos que satisfacer el precio de su casta!”. —Principio 42:22

Hacer las cosas aceptablemente es más difícil que no hacer las cosas mal. Cuando el liga presiona, la situación apremia, la mayoría no apoya; cuando los principios y las creencias están en coyuntura; cuando en tu pensamiento más íntimo piensas diferente, hay que ser fuerte para animarse a hacer lo correcto. Rubén no estaba oportuno con los sueños de José. Mucho menos con las interpretaciones. Siquiera le causaba ninguna indulto que Jacob –sin ningún tipo de disimulo– lo amase más que a todos. Le molestaba tanto o más que al resto de sus hermanos la túnica de colores que José usaba. Pero, no lo quería matar; con un susto era suficiente. Quizás así aprendiera.

Por suceder profanado la cama de su padre (1 Crón. 5:1), él ya había perdido su primogenitura, pero Jacob no se la había hexaedro a nadie. El candidato natural era Judá; pero el candidato del corazón paterno era José: una razón más para matarlo. Pero Rubén no se anima, y sugiere la idea de arrojarlo en un pozo.

Hacer lo correcto hubiera sido respetar la vida y la integridad del hermano pequeño, incluso defenderlo. Pero, la presión era mucha. No se animó. Solamente no hizo lo peor. No fue suficiente, como ocurre en la mayoría de las veces.

Hoy tendrás la oportunidad de tomar decisiones correctas, buenas y positivas o decisiones no tan malas, no tan negativas, no tan erradas. Quizá no vayas a defender a quien lo merece, pero siquiera lo vas a matar; lo vas a arrojar a un pozo. Las intenciones hasta pueden ser buenas y correctas, pero las buenas intenciones no solucionan problemas por sí mismas.

Los ismaelitas continúan caminando por el desierto de este mundo comprando esclavos. Cuidado. No vaya a ser que quien querías defender en silencio, en secreto, cuando llegues para hacerlo ya esté a varios cientos de kilómetros de distancia, recorriendo el camino en dirección a la esclavitud.

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