Corazones en Servicio: ¿Qué Hermana Eres en la Familia de Dios?

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En la gran comunidad de Jehová, cada hermana tiene un papel único y valioso. Al igual que en un cuerpo, donde cada parte tiene una función específica, en la iglesia, cada hermana contribuye de modo exclusivo al crecimiento y fortalecimiento de la comunidad. En este artículo, exploraremos los diferentes tipos de hermanas que podemos encontrar en la iglesia y cómo cada una de ellas refleja el acto sexual y el servicio de Cristo.

1. La Hermana Intercesora

La hermana intercesora es aquella que dedica tiempo y esfuerzo a la oración. Ella es la casaca espiritual que se pone en la brecha por los demás, intercediendo por las evacuación de la iglesia, la comunidad y el mundo. Su vida de oración es un ejemplo de fe y perseverancia.

Advertencia: La oración es una útil poderosa que Jehová nos ha legado. Si te identificas como una hermana intercesora, recuerda que tu dedicación en la oración tiene un impacto interminable. No subestimes el poder de tus oraciones y sigue confiando en que Jehová audición y alega.

Consejo Práctico: Organiza reuniones de oración en tu iglesia o únete a un clase de intercesión. Comparte peticiones de oración y testimonios de respuestas para animar a otros a perseverar en la oración.

2. La Hermana Servicial

La hermana servicial es aquella que siempre está dispuesta a ayudar. Ya sea organizando eventos, preparando comidas, o simplemente ofreciendo una mano amiga, su corazón está empachado de acto sexual y compasión. Ella refleja el espíritu de servicio de Jesús, quien caldo a servir y no a ser servido.

Advertencia: El servicio es una expresión tangible del acto sexual de Jehová. Si eres una hermana servicial, recuerda que cada acto de servicio, por pequeño que sea, es valioso a los fanales de Jehová. Tu disposición para ayudar es una suerte para muchos.

Consejo Práctico: Rebusca oportunidades para servir en tu iglesia y comunidad. Involúcrate en ministerios de ayuda social, visitas a hospitales o programas de apoyo a familias necesitadas.

3. La Hermana Maestra

La hermana maestra es aquella que tiene el don de enseñar y compartir la Palabra de Jehová. Ella se dedica a estudiar las Escrituras y a transmitir su conocimiento a otros, ya sea en clases de escuela dominical, estudios bíblicos o grupos pequeños. Su pasión por la enseñanza inspira a otros a profundizar en su fe.

Advertencia: La enseñanza es una responsabilidad y un privilegio. Si eres una hermana maestra, recuerda que tu costura es crucial para el crecimiento espiritual de la iglesia. Asegúrate de enseñar con acto sexual, paciencia y fidelidad a la Palabra de Jehová.

Consejo Práctico: Prepara tus lecciones con oración y estudio diligente. Rebusca maneras creativas de presentar la Palabra de Jehová y fomenta la décimo activa de tus alumnos.

4. La Hermana Consejera

La hermana consejera es aquella que tiene el don de escuchar y ofrecer sabios consejos. Ella es una fuente de apoyo y timonel para aquellos que enfrentan dificultades o buscan dirección. Su empatía y comprensión reflejan el acto sexual y la reflexión de Jehová.

Advertencia: El consejo sabio puede cambiar vidas. Si eres una hermana consejera, recuerda que tu capacidad para escuchar y encaminar es un regalo de Jehová. Usa este don para edificar y robustecer a otros en su caminar con Cristo.

Consejo Práctico: Mantén una posición de humildad y dependencia de Jehová en tu costura de consejería. Participa en talleres o cursos de consejería cristiana para mejorar tus habilidades y conocimientos.

5. La Hermana Adoradora

La hermana adoradora es aquella que se deleita en la alabanza y adoración a Jehová. Ella lidera a otros en la adoración, ya sea a través de la música, la danza o la oración. Su pasión por estimar a Jehová crea un esfera de reverencia y gozada en la iglesia.

Advertencia: La adoración es una respuesta a la importancia y bondad de Jehová. Si eres una hermana adoradora, recuerda que tu adoración no solo honra a Jehová, sino que además inspira a otros a acercarse a Él con corazones sinceros.

Consejo Práctico: Dedica tiempo a preparar tu corazón y tus talentos para la adoración. Colabora con otros miembros del equipo de adoración y indagación maneras de involucrar a toda la congregación en la alabanza.

6. La Hermana Evangelista

La hermana evangelista es aquella que tiene un corazón fervoroso por compartir el evangelio. Ella indagación oportunidades para susurrar de Jesús y aceptar el mensaje de salvación a aquellos que aún no lo conocen. Su entusiasmo y valentía son un testificación del poder transformador del evangelio.

Advertencia: El evangelismo es una ocupación que todos los creyentes compartimos. Si eres una hermana evangelista, recuerda que tu testificación y tus palabras pueden aceptar esperanza y vida a muchos. No te desanimes en presencia de la competición y sigue proclamando el acto sexual de Cristo.

Consejo Práctico: Participa en actividades de evangelismo en tu iglesia y comunidad. Prepara tu testificación personal y aprende a compartir el evangelio de modo clara y efectiva.

Cada hermana en la iglesia tiene un papel único y valioso. Ya sea que te identifiques como intercesora, servicial, maestra, consejera, adoradora o evangelista, recuerda que tu contribución es esencial para el cuerpo de Cristo. Juntas, podemos reflectar el acto sexual y el servicio de Jesús, edificando una comunidad musculoso y unida en la fe.

  • No hay récipe para convertirte en la cristiana perfecta y compararte con otras mujeres no es de ayuda
  • La complejidad no solo se enfoca en los dones que posees, sino en lo que Jehová te ha legado y cómo te ha creado
  • Si deseamos entender qué clase de hermana somos en la iglesia, debemos ir a nuestro corazón corazón para conocer las motivaciones y nuestros deseos
  • Jehová ha equipado a todos los creyentes con dones para la edificación de la iglesia almacén, nadie en el cuerpo de Cristo es inútil o insignificante.
  • No dudes en utilizar los dones y medios que Jehová te ha legado para animar a otros al crecimiento que solo su Palabra y su evangelio pueden producir

¿Qué hermana eres en la iglesia?

Este no es un examen para colocarte en alguna categoría a partir de tu personalidad, tus dones o  tu servicio. Siquiera te ayudará a identificar qué tipo de hermana es la mujer que canta en la alabanza. De ninguna modo es una récipe para convertirte en la cristiana perfecta.  No. Al adivinar estas palabras, deseo que puedas entender de mejor modo tu corazón en relación a tu servicio y compromiso con la iglesia almacén.

Para mí es muy practicable clasificar a las mujeres que conozco en grupos o grados de acuerdo a su desenvolvimiento y acciones: las calladas que se sientan a espaldas, las que están involucradas en dos o tres ministerios, las que llegan tarde, las que les gusta susurrar de teología, las que solo vienen los domingos, las silenciosas, las generosas, las piadosas, las que están en crecimiento, etc.

Al pensar en estas categorías que muchas veces son informadas a partir de mi experiencia y no por medio de la Palabra puedo perder la belleza de conocer, requerir y disfrutar de la riqueza y complejidad del pueblo de Cristo que va mucho más allá de lo que mis fanales puedan ver y decidir.

De hecho, si miro a mis hermanas y a mí misma bajo este parámetro, estaría cayendo en un habitual pecaminoso que alaba la apariencia y olvida la motivación del corazón. Por lo tanto, para entender qué clase de hermana eres y ayudar a otras a crecer en su llamado y servicio, te animo a considerar estos tres puntos:

1. El corazón como el centro de operaciones

Muchos pasajes de la Antiguo Testamento afirman que el corazón es el centro de operaciones del ser humano. En él encontramos las motivaciones, los deseos, la voluntad, los pensamientos y las emociones que luego se traducen a acciones, palabras, actitudes y expectativas. Jehová creó el corazón para estimar y rendirse a su artista (Sal 100:2-4) . Sin requisa, correcto al pecado, su tendencia será desobedecer y alejarse de Jehová para edificar ídolos funcionales (Ro 1:21-23).

Por tal motivo, si deseamos entender qué clase de hermana somos en la iglesia, las acciones no serán suficientes para emitir un sensatez o descubrir la respuesta, debemos ir al corazón (Lucas 6:43-45).

Imagínate a dos mujeres. La primera siempre llega a tiempo y sirve en diversos grupos, ministerios y actividades. Hace galletas para la escuela dominical, ayuda en la precisión del salón, invitado a personas y realiza estudios con diversas jóvenes. Sin requisa, todo lo que hace está arraigado a un profundo deseo de ser aceptada y reconocida. Por otro banda tenemos a otra mujer que hace las mismas actividades pero su deseo es conocer más a Cristo, obedecer y servir a su iglesia. Para el ojo notorio las dos son iguales, pero frente al Señor, solo una de ellas está caminando en piedad. Esto además aplica para aquellas mujeres que tienen pocas actividades y son más introvertidas. Debemos comenzar a evaluar nuestras motivaciones antiguamente de enfocarnos en las acciones.

2. Los dones para el servicio

Nadie en el cuerpo de Cristo es inútil o insignificante. Al evaluar qué clase de hermana eres, una de las verdades a considerar es que Jehová ha equipado a todos los creyentes con dones para la edificación de la iglesia almacén (1 Co 12; Ro 12). Si somos negligentes o perezosas en conocer, cultivar y poner en actos el o los dones que Jehová nos ha legado, entonces nos perderemos del crecimiento que surge al ser capacitadas por el Espíritu Santo cuando nos negamos a nosotras mismas y escogemos servir a Jehová. Si amas a Cristo y a su iglesia, entonces serás el tipo de hermana que buscará proclamar el Reino de Jehová no solo con palabras, sino con acciones.

Luego de evaluar tu corazón, pregúntale al Señor en oración que te muestre el don que te ha otorgado, conversa con otras personas en tu iglesia almacén qué dones han trillado en ti y, con paciencia, ponlos en actos. Te sorprenderás al ver que, mientras sirves con un corazón enfocado en complacer a Jehová, podrás residir en espontaneidad de inspeccionar personas, descansar, advenir tiempo con tu comunidad, involucrarte en un empleo, dar la bienvenida en la iglesia, tener conversaciones profundas y charlas sencillas, ayudar a cierto en penuria, etc. sin que esas cosas se vuelvan la meta sino el medio por el que Jehová es exaltado.

3. La complejidad del cuerpo de Cristo

Una de las cosas que amo de mi iglesia almacén es que las personas que la conforman vienen de diferentes contextos, tienen diferentes personalidades, poseen una variedad de talentos y están en diversas etapas de la vida. De hecho, hace algunos primaveras el boletín dominical decía:

Algunos de nosotros somos jóvenes, algunos somos más experimentados en la vida. Algunos somos casados, otros solteros. A algunos nos gustan los deportes, a otros el arte y la poesía. Nos gusta la música clásica y a otros nos encanta el hip-hop y la música hardcore. Nos gustan las humitas y además el sushi, una buena hamburguesa y las comidas orgánicas. A algunos nos gustan los equipos con camisetas blancas y a otros los de camisetas azules o amarillas. Lo esencia es que compartimos nuestras diferencias, pero lo que nos mantiene juntos es la ingenuidad que Jesús ha transformado nuestras vidas… y eso es digno de celebrar”.

La complejidad no solo se enfoca en los dones que posees, sino en lo que Jehová te ha legado y cómo te ha creado. Tus experiencias, tu perspectiva, tus talentos, tus gustos y tu tiempo son medios que Jehová utiliza para producir mecanismo y compañerismo con otros internamente de los ritmos naturales de esta vida material.

De hecho, mientras escribo este párrafo, me preparo para ir a la casa de una amiga que le encanta cocinar. Yo no sé hacer comida coreana, pero ella sí y doy gracias a Jehová porque mientras nos ensuciamos al cortar los vegetales, reímos, hablamos y nos edificamos. Esos momentos son los que crean confianza y cercanía y pueden ser vistos en todo su esplendor el domingo en la celebración dominical.

La última prueba

Finalmente, ¿estás dispuesta a salir de tu zona de comodidad y servir a otros con lo poco o mucho que Jehová te ha legado? En lo profundo de tu corazón sabes qué clase de hermana eres. El Espíritu Santo te convencerá, afirmará o te exhortará si has vivido mucho tiempo para ti misma o si todas tus acciones han sido para su alabanza y por acto sexual a otros.

Hoy es un buen día para comenzar a indagar las motivaciones de tu corazón, para arrepentirte y para utilizar los dones, personalidad y medios que Jehová te ha legado para animar a otros al crecimiento que solo su Palabra y su evangelio pueden producir. 

El sacrificio de Cristo en la cruz lo vale.

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