El Poder Transformador de la Oración: Las Enseñanzas de Jesús Según la Biblia

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La oración es una destreza central en la vida cristiana, y Jesús, a lo dadivoso de su empleo, enseñó sobre su importancia y poder transformador. En este artículo, exploraremos las doctrina de Jesús sobre la oración según la Antiguo Testamento y cómo estas doctrina pueden variar nuestras vidas hoy.

La Oración en la Vida de Jesús

Jesús no solo enseñó sobre la oración, sino que además la practicó fervientemente. Desde su ablución hasta su crucifixión, la oración fue una constante en su vida. En Lucas 5:16, leemos: “Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba”. Este versículo nos muestra la importancia que Jesús daba a la oración, buscando momentos de soledad para comunicarse con su Padre.

El Padre Nuestro: Un Maniquí de Oración

Una de las doctrina más conocidas de Jesús sobre la oración es el Padre Nuestro, contrario en Mateo 6:9-13 y Lucas 11:2-4. Esta oración no solo es un maniquí de cómo debemos rogar, sino que además revela aspectos profundos sobre nuestra relación con Todopoderoso.

  1. Examen de Todopoderoso como Padre: “Padre nuestro que estás en los cielos”. Jesús nos enseña a acercarnos a Todopoderoso con confianza y reverencia, reconociéndolo como nuestro Padre celestial.
  2. Santificación del Nombre de Todopoderoso: “Santificado sea tu nombre”. La oración comienza con la adoración y el inspección de la virtud de Todopoderoso.
  3. Sumisión a la Voluntad de Todopoderoso: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el Paraíso, así además en la tierra”. Jesús nos enseña a agenciárselas primero el reino de Todopoderoso y su ecuanimidad, sometiéndonos a su voluntad.
  4. Dependencia Diaria de Todopoderoso: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”. Reconocemos nuestra dependencia diaria de Todopoderoso para nuestras micción físicas y espirituales.
  5. Perdón y Misericordia: “Y perdónanos nuestras deudas, como además nosotros perdonamos a nuestros deudores”. La oración incluye la confesión de nuestros pecados y el compromiso de perdonar a otros.
  6. Protección y Exención: “Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal”. Pedimos la protección de Todopoderoso contra las tentaciones y el mal.

La Persistencia en la Oración

Jesús además enseñó sobre la importancia de la persistencia en la oración. En Lucas 18:1-8, encontramos la parábola de la viuda persistente. Esta parábola nos enseña a no desanimarnos en la oración, sino a perseverar, confiando en que Todopoderoso audición y rebate a nuestras peticiones.

La Fe en la Oración

La fe es un componente esencial de la oración. En Marcos 11:24, Jesús dice: “Por consiguiente, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”. La oración efectiva está basada en la fe en el poder y la bondad de Todopoderoso.

La Humildad en la Oración

En Lucas 18:9-14, Jesús cuenta la parábola del embaucador y el publicano. Esta parábola destaca la importancia de la humildad en la oración. El publicano, reconociendo su pecado, oró con humildad y fue justificado, mientras que el embaucador, confiando en su propia ecuanimidad, no lo fue.

La Oración en Comunidad

Jesús además enseñó sobre la importancia de la oración en comunidad. En Mateo 18:19-20, dice: “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. La oración en comunidad fortalece la fe y crea un sentido de mecanismo entre los creyentes.

La Oración en Momentos de Angustia

Jesús nos mostró cómo rogar en momentos de angustia. En el Carmen de Getsemaní, ayer de su arresto, Jesús oró fervientemente, diciendo: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú” (Mateo 26:39). Esta oración refleja una entrega total a la voluntad de Todopoderoso, incluso en los momentos más difíciles.

La Oración y el Espíritu Santo

Jesús prometió el Espíritu Santo como nuestro ayudador en la oración. En Juan 14:16-17, dice: “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad”. El Espíritu Santo nos plano y fortalece en nuestra vida de oración.

Las doctrina de Jesús sobre la oración son profundas y transformadoras. Nos enseñan a acercarnos a Todopoderoso con confianza, a perseverar en la oración, a rogar con fe y humildad, y a agenciárselas la voluntad de Todopoderoso en todas las cosas. Al aplicar estas doctrina en nuestra vida diaria, podemos probar el poder transformador de la oración y crecer en nuestra relación con Todopoderoso.

Siguiendo con las doctrina del Sermón del Monte, hoy tocamos el tema de la oración, la cual es una destreza espiritual fundamental en la vida de todo creyente. Nos conecta con nuestro artista y nos permite comunicarnos con Él de modo íntima. En el ejemplar de Mateo, capítulo 6, versículos 5-14, Jesús nos enseña valiosas lecciones sobre la oración.

En primer espacio, Jesús nos insta a rogar en privado, remotamente de la atención y el inspección de los demás. Nos dice que no debemos agenciárselas el aplauso de los hombres, sino la aprobación de nuestro Padre celestial. La oración es un acto personal y sincero entre nosotros y Todopoderoso.

Otra enseñanza importante de Jesús es la importancia de la sinceridad en nuestras oraciones. No debemos usar palabras vacías o repetir frases sin sentido. En cambio, debemos rogar con un corazón sincero y expresar nuestras micción, deseos y agradecimientos a Todopoderoso de modo auténtica.

Adicionalmente, Jesús nos enseña la importancia del perdón en nuestras oraciones. En el versículo 14, Él nos dice: «Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará además a vosotros vuestro Padre celestial». La oración es un momento para examinar nuestro corazón y perdonar a aquellos que nos han ofendido, al igual que esperamos el perdón de Todopoderoso.

Las doctrina de Jesús y la oración del Padre Nuestro

Una de las doctrina más conocidas de Jesús sobre la oración se encuentra en la oración del Padre Nuestro. Esta oración es un maniquí para nosotros los cristianos, que nos muestra cómo debemos acercarnos a Todopoderoso en nuestras propias oraciones.

En el Padre Nuestro, Jesús nos enseña a buscar a Todopoderoso como nuestro Padre celestial, un Todopoderoso amoroso y proveedor. Nos invita a honrar Su nombre y a desear que Su voluntad se cumpla en nuestras vidas, al igual que se cumple en el Paraíso.

Jesús nos enseña a pedir por nuestras micción diarias, tanto físicas como espirituales. Reconoce que dependemos completamente de Todopoderoso para nuestro sustento y nos anima a echarse en brazos en Él para suplir todas nuestras micción.

Adicionalmente, Jesús nos enseña a pedir perdón por nuestros pecados y a perdonar a aquellos que nos han ofendido. Reconoce nuestra obligación de perdón y nos anima a radicar en hermandad y inclinación con nuestros semejantes.

Por final, Jesús nos enseña a pedir protección contra la tentación y el mal. Reconoce que vivimos en un mundo empachado de peligros y nos anima a agenciárselas la fortaleza y la plano de Todopoderoso para resistir la tentación y radicar una vida recta.

¿Cuál es el poder de la oración según la Antiguo Testamento?

La Antiguo Testamento nos muestra claramente el poder transformador de la oración en la vida de los creyentes. A través de la oración, podemos probar la presencia de Todopoderoso, admitir dirección divina y probar su poder curandero.

En el Antiguo Testamento, encontramos numerosos ejemplos de cómo la oración cambió la vida de las personas. Moisés oró y Todopoderoso abrió el Mar Rojo para que los israelitas pudieran escapar de la esclavitud en Egipto. El profeta Elías oró y Todopoderoso envió fuego del Paraíso para consumir el sacrificio en el monte Carmelo.

En el Nuevo Testamento, Jesús mismo nos muestra el poder de la oración. En el Carmen de Getsemaní, Jesús oró fervientemente ayer de su crucifixión, y su oración fue tan intensa que «su sudor era como grandes gotas de linaje que caían hasta la tierra» (Lucas 22:44). A través de su ejemplo, Jesús nos enseña que la oración puede traer consuelo y fortaleza en tiempos de prueba.

Igualmente encontramos ejemplos de cómo la oración transformó la vida de los primeros seguidores de Jesús. Los apóstoles, a posteriori de admitir el Espíritu Santo, dedicaron tiempo a ella y vieron milagros y prodigios en respuesta a sus peticiones.

Entonces, la oración tiene el poder de variar nuestra vida espiritual y vigorizar nuestra relación con Todopoderoso. Nos conecta con el artista del universo y nos permite probar su inclinación, cabeza y poder en nuestras vidas. Siguiendo las doctrina de Jesús sobre la oración y utilizando el maniquí del Padre Nuestro, podemos probar el poder transformador de la oración en nuestra propia vida.

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