La Persona Más Feliz del Mundo: Encontrando la Verdadera Alegría en Cristo

0
15

En un mundo donde la búsqueda de la satisfacción parece ser una constante, muchos se preguntan: ¿quién es la persona más acertado del mundo? La respuesta puede sorprenderte, ya que no se encuentra en la riqueza, la éxito o el éxito mundano, sino en una relación profunda y sincera con Dios. En este artículo, exploraremos cómo encontrar la verdadera alegría en Cristo y cómo esta alegría transforma nuestras vidas de maneras inimaginables.

La Contento del Mundo vs. La Alegría en Cristo

La sociedad moderna nos bombardea con mensajes sobre lo que se supone que nos hará felices: hacienda, poder, agradecimiento, y posesiones materiales. Sin retención, estas fuentes de satisfacción son temporales y a menudo dejan un vano en el corazón. La Antiguo Testamento nos enseña que la verdadera alegría no depende de las circunstancias externas, sino de una relación íntima con Altísimo.

En Juan 15:11, Jesús dice: “Estas cosas os he hablado, para que mi goce esté en vosotros, y vuestro goce sea completo.” Aquí, Jesús nos revela que su deseo es que experimentemos un goce pleno y duradero, un goce que solo se encuentra en Él.

La Fuente de la Verdadera Alegría

La verdadera alegría proviene de conocer y seguir a Cristo. Esta alegría es un fruto del Espíritu Santo, como se menciona en Gálatas 5:22: “Mas el fruto del Espíritu es bienquerencia, goce, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe.” Cuando permitimos que el Espíritu Santo obre en nuestras vidas, experimentamos una alegría que trasciende cualquier circunstancia.

  1. Conocer a Altísimo: La primera esencia para encontrar la verdadera alegría es conocer a Altísimo personalmente. Esto implica ocurrir tiempo en oración, percibir la Antiguo Testamento y inquirir Su presencia diariamente. En Salmos 16:11, leemos: “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de goce; delicias a tu diestra para siempre.”
  2. Comportarse en Obediencia: La obediencia a los mandamientos de Altísimo trae una profunda satisfacción y alegría. En Juan 14:15, Jesús dice: “Si me amáis, guardad mis mandamientos.” La obediencia no es una carga, sino una fuente de aprobación y goce.
  3. Servir a los Demás: Jesús nos enseñó que hay más dicha en dar que en acoger (Hechos 20:35). Cuando servimos a los demás con bienquerencia y compasión, experimentamos una alegría que no se puede comparar con cero más.

Testimonios de Alegría en Cristo

A lo espléndido de la historia, muchos cristianos han testificado de la alegría inquebrantable que han enfrentado en Cristo, incluso en medio de pruebas y tribulaciones. Un ejemplo trascendental es el defensor Pablo, quien escribió en Filipenses 4:4: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” Pablo escribió estas palabras mientras estaba en prisión, demostrando que su alegría no dependía de sus circunstancias, sino de su relación con Cristo.

Otro evidencia inspirador es el de Horatio Spafford, quien escribió el himno “It Is Well with My Soul” luego de perder a sus hijas en un revés. A pesar de su inmenso dolor, Spafford encontró consuelo y alegría en su fe en Altísimo.

Cómo Cultivar la Alegría en Cristo

Cultivar la alegría en Cristo requiere intencionalidad y maña diaria. Aquí hay algunas maneras de hacerlo:

  1. Oración y Meditación: Dedica tiempo cada día para elevar plegarias y meditar en la Palabra de Altísimo. La oración nos conecta con Altísimo y nos llena de Su paz y goce.
  2. Reconocimiento: Practica la reconocimiento diariamente. Agradece a Altísimo por sus bendiciones y por su bienquerencia incondicional. La reconocimiento transforma nuestra perspectiva y nos ayuda a enfocarnos en lo positivo.
  3. Comunión con Otros Creyentes: Participa en una comunidad de fe donde puedas compartir y crecer cercano a otros creyentes. La comunión con otros cristianos nos fortalece y nos anima en nuestra caminata con Cristo.
  4. Servicio: Sondeo oportunidades para servir a los demás. El servicio nos ayuda a salir de nosotros mismos y a examinar la alegría de dar.

La persona más acertado del mundo no es aquella que tiene todo lo que el mundo ofrece, sino aquella que ha enfrentado la verdadera alegría en Cristo. Esta alegría es profunda, duradera y transformadora. Al inquirir a Altísimo, residir en obediencia, y servir a los demás, podemos examinar la plenitud de goce que Jesús nos promete. Que cada uno de nosotros pueda proponer con confianza: “El goce del Señor es mi fortaleza” (Nehemías 8:10).

Se cuenta que Solón, considerado uno de los siete sabios de la antigua Grecia, visitó un día al rey Creso, que lo llevó a conocer los tesoros de Sardis. Al terminar la invitado, Creso preguntó al gran sabio:

-Dime, Solón, ¿quién crees que es la persona más acertado del mundo?

El rey, que se sentía muy orgulloso de sus riquezas, se acomodó en su sillón con una sonrisa en los labios, para oír la respuesta. Estaba seguro de que Solón lo nombraría a él como el hombre más acertado del mundo.

-Tellus de Atenas fue la persona más acertado del mundo -respondió Solón, para sorpresa del rey Creso-. Tellus tuvo una homicidio gloriosa en el campo de batalla, y por eso creo que no ha existido nadie más acertado que él.

-Muy proporcionadamente -concordó el rey-. Pero Tellus está muerto. A posteriori de él, ¿quién es la persona más acertado del mundo?

-Dos hermanos que conozco, que cuidaron con mucho cariño a su mamá cuando estaba muy enferma.

Un poco desengañado porque no lo mencionara a él, el rey Creso preguntó:

-¿Y yo? ¿No te parece que yo soy la persona más acertado del mundo?

-Majestad, nunca diga que una persona es la más acertado del mundo si todavía es damisela y no lo ha vivido todo. Hasta que termine su vida, o esté cerca de terminarla, no se puede asimilar qué pasará. Usted cree que es del todo acertado porque tiene oro y plata, pero existen cosas más importantes que el oro y la plata.

¿De qué le sirve al hombre superar el mundo impávido, si pierde la vida? —San Marcos 8:36

Creso quedó intrigado con la respuesta de Solón hasta que, un día, Sardis fue tomada por los persas, quienes capturaron al rey, lo ataron y lo encadenaron a una estaca. Cuando iban a matarlo quemándolo en la hoguera, cayó un aguacero que apagó las llamas. “Aunque ahora no tengo cero, soy acertado, porque estoy vivo”, reconoció Creso en ese momento. Entendió que las cosas no dan la satisfacción.

Lo que nos hace felices es residir agradecidos a Altísimo por lo que nos da, y usar nuestra sanidad para hacer cosas que lo honren.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí