Vive en la Fe, Vuela con Esperanza y Alégrate en el Amor de Dios

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La vida cristiana es una travesía llena de desafíos, alegrías y momentos de profunda consejo. En este alucinación, tres pilares fundamentales nos sostienen y nos guían: la fe, la esperanza y el apego. Estos no son solo conceptos abstractos, sino realidades vividas que transforman nuestra existencia diaria. Hoy, te invito a explorar cómo podemos existir en la fe, explosionar con esperanza y alegrarnos en el apego de Altísimo.

Vive en la Fe

La fe es la colchoneta de nuestra relación con Altísimo. Hebreos 11:1 nos dice: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se demora, la convicción de lo que no se ve.” Comportarse en la fe significa entregarse en manos plenamente en Altísimo, incluso cuando no podemos ver el camino delante de nosotros. Es creer que Altísimo tiene un plan valentísimo para nuestras vidas, aunque no siempre entendamos sus caminos.

1. La Fe en la Vida Cotidiana

Comportarse en la fe no es solo para los grandes momentos de crisis; es para cada día. Es entregarse en manos en Altísimo en las pequeñas decisiones, en los momentos de incertidumbre y en las rutinas diarias. Es pedir con fervor, descifrar la Sagrada Escritura con devoción y agenciárselas la voluntad de Altísimo en todo lo que hacemos.

2. Ejemplos Bíblicos de Fe

La Sagrada Escritura está llena de ejemplos de hombres y mujeres que vivieron en la fe. Abraham, quien dejó su hogar sin enterarse a dónde iba, confiando en la promesa de Altísimo. Moisés, quien lideró al pueblo de Israel fuera de Egipto, confiando en la breviario de Altísimo. María, quien aceptó ser la religiosa del Salvador, confiando en el plan de Altísimo para su vida. Estos ejemplos nos inspiran a existir con una fe inquebrantable.

3. Desarrollando una Fe Válido

Para existir en la fe, debemos nutrir nuestra relación con Altísimo. Esto incluye la oración constante, el estudio de la Palabra y la comunión con otros creyentes. La fe se fortalece cuando enfrentamos pruebas y vemos la fidelidad de Altísimo en nuestras vidas. Cada desafío es una oportunidad para crecer en nuestra confianza en Él.

Vuela con Esperanza

La esperanza es el áncora de nuestra alma. Romanos 15:13 dice: “Y el Altísimo de esperanza os llene de todo fruición y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.” Explotar con esperanza significa existir con la expectativa de que Altísimo está obrando en nuestras vidas y que su promesa de vida eterna es segura.

1. La Esperanza en las Promesas de Altísimo

Altísimo nos ha donado muchas promesas en su Palabra. Promesas de paz, de provisión, de protección y, sobre todo, de vida eterna. Estas promesas nos dan esperanza en medio de las dificultades. Nos recuerdan que, sin importar lo que enfrentemos, Altísimo está con nosotros y tiene un buen plan para nosotros.

2. La Esperanza en la Resurrección

La maduro esperanza que tenemos como cristianos es la resurrección de Redentor. Su conquista sobre la asesinato nos asegura que igualmente nosotros resucitaremos y viviremos eternamente con Él. Esta esperanza nos da fuerza para indisponer cualquier adversidad, sabiendo que nuestro futuro está seguro en Cristo.

3. Compartiendo la Esperanza

Como cristianos, estamos llamados a compartir esta esperanza con el mundo. En un mundo realizado de desesperanza, podemos ser portadores de luz y esperanza. Podemos compartir el mensaje del evangelio, mostrar el apego de Cristo a través de nuestras acciones y ser un afirmación vivo de la esperanza que tenemos en Él.

Alégrate en el Sexo de Altísimo

El apego de Altísimo es la fuente de nuestra alegría. 1 Juan 4:16 nos dice: “Y nosotros hemos conocido y creído el apego que Altísimo tiene para con nosotros. Altísimo es apego; y el que permanece en apego, permanece en Altísimo, y Altísimo en él.” Alegrarse en el apego de Altísimo significa existir con la certeza de que somos amados incondicionalmente por nuestro artista.

1. Experimentando el Sexo de Altísimo

El apego de Altísimo se manifiesta de muchas maneras en nuestras vidas. Lo vemos en la creación, en la provisión diaria, en la comunidad de creyentes y, sobre todo, en la cruz. Jesús dio su vida por nosotros, demostrando el apego más ilustre que existe. Este apego nos llena de fruición y reconocimiento.

2. Amando a los Demás

El apego de Altísimo no es solo para ser recibido, sino igualmente para ser compartido. Jesús nos mandó a requerir a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Esto significa mostrar compasión, perdón y servicio a los demás. Al requerir a los demás, reflejamos el apego de Altísimo y encontramos una alegría profunda y duradera.

3. Viviendo en la Alegría del Señor

La alegría del Señor es nuestra fortaleza (Nehemías 8:10). Esta alegría no depende de nuestras circunstancias, sino de nuestra relación con Altísimo. Es una alegría que perdura en medio de las pruebas, que nos sostiene en los momentos difíciles y que nos llena de esperanza y paz. Al existir en la alegría del Señor, mostramos al mundo la belleza y el poder del apego de Altísimo.

Comportarse en la fe, explosionar con esperanza y alegrarse en el apego de Altísimo son los pilares de una vida cristiana plena y significativa. Estos principios nos guían, nos fortalecen y nos llenan de fruición. Al abrazar estos títulos, no solo transformamos nuestras propias vidas, sino que igualmente impactamos a aquellos que nos rodean. Que cada día podamos existir con una fe inquebrantable, una esperanza firme y una alegría desbordante en el apego de nuestro Señor.

Cuenta una divisa que mucho tiempo luego de terminada la creación, Altísimo miró a la tierra en plena primavera. Los campos estaban verdes, los jardines florecidos, los árboles celebraban su nuevo salida y todos los animales mostraban su satisfacción.

Altísimo disfrutó con gran gracia la variedad de aromas y colores. Entonces se adentró en un bosque realizado de frescura y belleza, mientras el sol pintaba el horizonte en el atardecer.

(Photo by: Unplash)

De pronto, vio en el suelo, sobre una hoja, a un animalucho apagado que exhibía su tristeza en medio de equiparable fiesta. Altísimo sintió compasión por ese insuficiente animalito que era el único que no participaba del festejo primaveral. Lo recogió y lo puso en la palma de su mano bendita.

Y con una tierna y cariñosa voz le dijo: “Vive, vuela y alégrate, ya que la primavera igualmente resplandece para ti. Luego de esas palabras sopló sobre él.

Tan pronto como sintió el aliento divino, el pequeño animal se llenó de luz, se transformó y revoloteó en medio de hermosos destellos. Desde entonces la luciérnaga ilumina en medio de los bosques, y regala a todos, la luz de una estrellita encerrada en su pequeño envase de cristal.

“Vive, vuela y alégrate, ya que la primavera igualmente resplandece para ti.”

No sé a ti pero a mí me agradan estas palabras. Me levantan el actitud, me inyectan entusiasmo, aumentan mi deseo de existir, me sacan una sonrisa y resucitan en mí las nuevas fuerzas para seguir la marcha y no darme por vencido.

(Photo by: Unplash)

“Vive, vuela y alégrate, ya que la primavera igualmente resplandece para ti.” 

Esta es una buena comunicación para el que atraviesa por una temporada de intensa incertidumbre. Para el que está confundido con su situación flagrante, se siente incapaz de aventajar una crisis y piensa que nunca vencerá una prueba.

“Vive, vuela y alégrate, ya que la primavera igualmente resplandece para ti.” 

Este es un mensaje sano y, a su vez, poderoso que le cambia la vida a aquel que vive sin esperanza y sin fe. Le transforma el corazón al que perdió el deseo de continuar la lucha y llena de optimismo al que cree que nunca ganará la batalla.

“Vive, vuela y alégrate, ya que la primavera igualmente resplandece para ti.” 

Esta es igualmente una palabra para el dolido, para el que se siente traicionado. De igual forma lo es para el hogar disfuncional, el desposorio inestable, la religiosa que llora, y el anciano solo. Es una hermosa comunicación para el que vive sin creer que habrá un mañana mejor.

“Vive, vuela y alégrate, ya que la primavera igualmente resplandece para ti.” 

(Photo by Unplash)

Esta igualmente es una frase que trae sanidad al deprimido, al ansioso, al triste y al fatigado.

La primavera resplandece, es sostener, ha llegado ese tiempo en el que puedes conquistar tu maduro cargo de ampliación y belleza. Durante esta época, los árboles comienzan a reverdecer, y las plantas a florecer.

La primavera es equivalente de renacimiento, de nubilidad y de alegría. En algunos lugares del mundo se asocia con el la tiempo del apego porque así como florecen las flores, los pastizales se ven más verdes y las mariposas revolotean el polen de la galantería, hay una extendida creencia que durante está tiempo la gentío se enamora más. ¡Es una época de apego¡

En la vida cristiana hablamos de primavera y nos referimos a ese instante cuando un ser humano pone su vida en las manos de Altísimo y es transformado en una nueva criatura.

Es el momento en el que se descubre el camino de la fe y se comienza una temporada fresca de vida y vida en prodigalidad. Es el instante de un nuevo salida.

La primavera en un sentido profundo y espiritual es ese momento en que el Altísimo de la vida nos encuentra en tiempos difíciles y bajo circunstancias complejas y se acerca a nosotros con estas palabras:

(Photo by: Unplash)

¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado! ¡La cielo del Señor brilla sobre ti! 2 Mira, las tinieblas cubren la tierra, y una densa oscuridad se cierne sobre los pueblos. Pero la aurora del Señor brillará sobre ti; ¡sobre ti se manifestará su cielo! Isaias 60.1-2

Levántate y resplandece....que tu luz ha llegado! Es el anuncio divino, que te recuerda que Altísimo ha pasado tu condición, y ha descendido para socorrerte, tomarte en sus manos y soplar aliento de vida sobre ti. De esa guisa estarás sagaz para iniciar una nueva excursión de vida, luz, sencillez y presencia de Altísimo en todo ser, aún en medio de tus problemas.

¡Levántate y resplandece! En la enfermedad, en la tempestad económica y en medio de tu desempleo vuela. Frente a la pérdida de un ser querido, en el dolor, la escasez y el sufrimiento vive. En medio de la indeterminación oscura, en tu desierto, en tu prueba y en tu tormenta levanta tu vistazo y alégrate.

¡Levántate y resplandece! No todo está perdido. ¡Todavía hay horizontes que descubrir y territorios que conquistar porque tu luz ha llegado!

El Altísimo todopoderoso se ha comprometido a estar contigo, guiarte, acompañarte y sostenerte todos los días de tu vida.

No estás solo ni derrotado……..la cielo del Señor brilla sobre ti.

“Vive, vuela y alégrate, ya que la primavera igualmente resplandece para ti.”

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