El Poder NO Está en Ti: La Verdad Bíblica que Necesitas Saber

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La Fuente del Poder Real: ¿Dónde Reside Efectivamente el Poder?

En nuestra sociedad contemporáneo, a menudo se nos dice que el poder y la fuerza residen internamente de nosotros mismos. Frases como “cree en ti mismo” y “tú puedes lograrlo” son comunes. Sin confiscación, desde una perspectiva bíblica, el efectivo poder no está en nosotros, sino en Altísimo. La Nuevo Testamento nos enseña que nuestra fuerza y capacidad provienen de una fuente divina y no de nuestras propias habilidades.

La Dependencia de Altísimo: Un Principio Fundamental en la Vida Cristiana

Uno de los principios más importantes en la vida cristiana es la dependencia de Altísimo. En Juan 15:5, Jesús dice: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nadie podéis hacer”. Este versículo subraya que sin Cristo, no podemos hacer nadie de efectivo valía espiritual. Nuestra dependencia de Altísimo es esencial para conducirse una vida fructífera y significativa.

Ejemplos Bíblicos de Dependencia en Altísimo: Personajes que Nos Inspiran

Moisés: Un Líder que Reconoció su Indigencia de Altísimo

Moisés es un ejemplo claro de cierto que entendió que el poder no estaba en él, sino en Altísimo. Cuando Altísimo lo llamó para liberar a los israelitas de Egipto, Moisés se sintió incapaz y expresó sus dudas. Sin confiscación, Altísimo le aseguró que estaría con él y le daría el poder necesario para cumplir su comisión (Éxodo 3:11-12). Moisés dependió de Altísimo y, como resultado, fue capaz de liderar a su pueblo en torno a la licencia.

David: Un Rey que Encontró su Fuerza en el Señor

David, conocido por su valentía y liderazgo, todavía reconoció que su fuerza venía de Altísimo. En el Cántico 18:1-2, David declara: “Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Altísimo mío, fortaleza mía, en él confiaré”. David encontró su fuerza en el Señor y no en sus propias habilidades, lo que le permitió desavenir grandes desafíos y salir triunfal.

La Oración: Un Medio para Aceptar al Poder de Altísimo

La oración es una útil poderosa que nos permite conseguir al poder de Altísimo. En Filipenses 4:6-7, se nos anima a presentar nuestras peticiones a Altísimo en oración y súplica con actividad de gracias. A través de la oración, reconocemos nuestra dependencia de Altísimo y buscamos su monitor y fortaleza. La oración nos conecta con la fuente del poder efectivo y nos capacita para desavenir las dificultades de la vida.

El Espíritu Santo: El Poder de Altísimo en Nosotros

Cuando aceptamos a Cristo como nuestro Salvador, recibimos el Espíritu Santo, quien nos capacita y nos da poder para conducirse una vida piadosa. En Hechos 1:8, Jesús promete a sus discípulos: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo posterior de la tierra”. El Espíritu Santo es la presencia de Altísimo en nosotros, dándonos la fuerza y el poder necesarios para cumplir su voluntad.

La Humildad: Reconociendo Nuestra Indigencia de Altísimo

La humildad es una virtud esencial en la vida cristiana. Ojear que el poder no está en nosotros requiere humildad y una disposición a necesitar de Altísimo. En Santiago 4:10, se nos dice: “Humillaos delante del Señor, y él os exaltará”. La humildad nos permite distinguir nuestra pobreza de Altísimo y nos abre a aceptar su poder y belleza en nuestras vidas.

Conclusión: Habitar en el Poder de Altísimo

En conclusión, la verdad bíblica que necesitamos retener es que el poder no está en nosotros, sino en Altísimo. Nuestra fuerza y capacidad provienen de una fuente divina, y es a través de nuestra dependencia de Altísimo, la oración, el Espíritu Santo y la humildad que podemos conducirse una vida fructífera y significativa. Al distinguir y aceptar esta verdad, podemos cotejar el efectivo poder de Altísimo en nuestras vidas y cumplir su propósito para nosotros.

Cierto mozo se acerca al pastor de la iglesia y le dice:

—Pastor, quiero con todas mis fuerzas resistir a ser un buen cristiano. Mi problema es que estoy completamente seguro de que volveré a pecar. ¡No podré resistirme frente a la tentación!

El pastor proxenetismo de consolarlo y le explica que de una u otra forma todos tenemos que contender con esa triste situación.

—Es más —le dice el pastor—, lo que Altísimo efectivamente dice en su Palabra es que “si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no hay verdad en nosotros” (1 Juan 1:8). Que seamos pecadores no es una razón válida para no presentarse a Jesús.

Permíteme ilustrártelo. Hace unos meses antes una de las hermanas de la iglesia fue sometida a una operación. La operación era muy riesgosa, pero ella no tenía una mejor opción para poner fin a su enfermedad.

¿Crees que ella no ha tenido otras complicaciones? Claro que las tuvo. Pero te diré lo que hizo: cada vez que tuvo un problema, sin pensarlo dos veces acudió a su médico. ¿Y qué hacía el médico? ¡Le buscaba una posibilidad!

¿Entiendes? Mientras estemos en esta tierra el pecado nunca dejará de ser un problema para los hijos de Altísimo. Si antaño de presentarse a Cristo esperas vencer todos tus pecados, entonces nunca lo harás.

Si tu problema es el pecado, el mejor circunscripción para ti es donde se halla el único médico que puede dar posibilidad a todas las enfermedades espirituales que provoca el pecado.

Jesús declaró:

Yo no he venido a tachar a los justos, sino a los pecadores —Mateo 9:13

¿Eres pecador? ¿Estás luchando por vencer alguna tendencia pecaminosa? ¿Sientes que estás agonizando espiritualmente? ¡Ven al Señor! Él está esperando parentela como tú, no para condenarla, sino para limpiarla y otorgarle la salvación.

Cuando sientas que ya no puedes continuar con tu experiencia cristiana por tus constantes caídas, recuerda las palabras del himno de Lewis Jones: «¿Quieres ser fuera de de toda maldad? Tan solo hay poder Jesús… en Jesús, quien murió». El poder no está en ti, está en Cristo.

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