Recientemente, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, realizó un discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) que llamó la atención por sus declaraciones sobre la humanidad y el papel del pueblo de Dios. Durante su intervención, Petro subrayó la importancia de reconocer que los tiempos han cambiado y que, aunque el pueblo de Dios fue en su momento representado por Israel, ahora la humanidad en su conjunto es quien debe ser considerada el pueblo de Dios. Este mensaje, aunque cargado de implicaciones políticas y sociales, abre un espacio para reflexionar desde una perspectiva cristiana.
Este artículo tiene como objetivo ofrecer una reflexión sobre estas declaraciones, examinando cómo se alinean o se desvían del mensaje bíblico y qué enseñanza podemos extraer como cristianos.
Gustavo Petro y su Visión de la Humanidad como Pueblo de Dios
En su intervención, Petro afirmó que el pueblo de Dios no se limita a Israel, sino que incluye a toda la humanidad. Este concepto es radical y tiene implicaciones profundas para los cristianos, ya que toca directamente el entendimiento teológico que muchos tenemos sobre el pueblo escogido. Desde una perspectiva cristiana, podemos analizar este punto y cómo se relaciona con el mensaje de Jesucristo y las enseñanzas bíblicas.
¿Qué Significa que la Humanidad Sea el Pueblo de Dios?
El concepto de que la humanidad en su conjunto es el pueblo de Dios plantea una serie de preguntas: ¿Es esto correcto desde una perspectiva bíblica? ¿Es la humanidad toda igual en los ojos de Dios, o existe una distinción entre aquellos que son llamados a vivir según Su voluntad?
La Biblia enseña que Israel fue el pueblo escogido por Dios en el Antiguo Testamento, pero también señala que la misión de Dios no se limita a un solo grupo. En Isaías 49:6, Dios dice: «Te he puesto para luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo último de la tierra«. Esta inclusión de las naciones es fundamental para entender el mensaje de Jesucristo, quien vino a traer salvación a todos, no solo a los israelitas.
Por tanto, en el Nuevo Testamento, Cristo extiende el llamado de Dios a todas las naciones, y el concepto del pueblo de Dios se amplía a incluir a todos los que creen en Jesucristo. En Efesios 2:14-16, Pablo habla de cómo Cristo rompió la barrera de separación entre judíos y gentiles, estableciendo un nuevo pueblo de Dios basado en la fe, no en la raza o la nacionalidad.
El Pueblo de Dios según el Nuevo Testamento
Desde una perspectiva cristiana, el pueblo de Dios no está limitado a una nación en particular, sino que es la iglesia de Cristo. Todos aquellos que han recibido a Jesucristo como Señor y Salvador son considerados parte de este pueblo, independientemente de su origen o historia. En 1 Pedro 2:9 se dice: «Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de Aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable«. Este versículo demuestra que, aunque Israel fue una nación especial en los planes de Dios, hoy la iglesia universal es el pueblo de Dios.
El Mensaje de Petro y las Implicaciones para los Cristianos
El mensaje de Gustavo Petro puede parecer atractivo desde una perspectiva humanista, buscando una mayor unidad y solidaridad global. Sin embargo, como cristianos debemos examinar este tipo de declaraciones a la luz de las enseñanzas bíblicas. Es importante preguntarnos: ¿De qué manera las enseñanzas de Jesús y los apóstoles se relacionan con este tipo de ideas?.
La Inclusión de Todos los Pueblos en Cristo
Jesucristo, en su vida y ministerio, rompió barreras sociales, raciales y culturales, mostrando que el reino de Dios está abierto a todos. El pasaje de Juan 10:16 nos recuerda que “tengo otras ovejas que no son de este redil; a esas también debo traer, y oirán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.” Esto implica que, a pesar de las distinciones físicas o culturales, el llamado de Dios es universal.
El cristianismo no está vinculado a un solo pueblo, como lo estuvo Israel en el Antiguo Testamento. Hoy, la iglesia es la representación del pueblo de Dios, compuesto por aquellos que han aceptado a Jesucristo como Salvador. Este es un concepto importante, ya que la humanidad entera tiene la oportunidad de ser parte del pueblo de Dios, pero solo a través de Cristo.
El Amor Universal de Dios y el Llamado a la Misericordia
Es cierto que la Biblia enseña que Dios ama a toda la humanidad y desea que todos vengan al arrepentimiento y reciban la salvación (1 Timoteo 2:4). Sin embargo, este amor universal no significa que todos los caminos lleven a Dios. Jesucristo es el único camino (Juan 14:6), y es en Él que encontramos la plena reconciliación con Dios. Si bien el llamado de Petro a ver a la humanidad como un todo puede parecer alineado con el mensaje cristiano de amor y compasión, el caminos hacia la salvación no se encuentra en la unión de todos los pueblos sin Cristo, sino en la fe en Jesús como el único mediador entre Dios y los hombres.
Reflexiones Cristianas Sobre la Visión de Gustavo Petro
Si bien las palabras de Petro pueden ser vistas desde una perspectiva humanista como una llamada a la paz y la unidad global, los cristianos debemos recordar que el pueblo de Dios tiene un propósito más allá de las fronteras políticas o geográficas. Dios está formando un pueblo santo compuesto por aquellos que lo adoran en espíritu y en verdad. Como miembros de este pueblo, los cristianos estamos llamados a llevar el mensaje de la salvación en Cristo al mundo entero, no a través de esfuerzos políticos o movimientos humanos, sino mediante la predicación del Evangelio.
La Responsabilidad Cristiana ante el Mundo
A pesar de las diferencias en opiniones políticas o sociales, los cristianos tenemos una responsabilidad clara: vivir de acuerdo a los principios del Reino de Dios. Como dice en Mateo 28:19-20, Jesús nos comisionó a hacer discípulos de todas las naciones, enseñándoles a obedecer todo lo que Él ha mandado. El pueblo de Dios no se define por su nación, sino por su fe en Jesucristo.
El Pueblo de Dios es Universal, pero en Cristo
El discurso de Gustavo Petro ante la ONU pone de manifiesto una visión globalista que busca unidad entre los pueblos. Aunque el deseo de paz y unidad es algo loable, como cristianos debemos recordar que solo en Cristo encontramos la verdadera unidad que trasciende las diferencias humanas. El pueblo de Dios, tal como lo enseña la Biblia, no está compuesto por una sola nación, sino por todos aquellos que han sido redimidos a través de la fe en Jesucristo.
Dios ha extendido Su gracia a toda la humanidad, pero es a través de Cristo que podemos ser parte de Su pueblo, un pueblo que está llamado no solo a la unidad, sino también a ser luz en el mundo y embajadores de Su reino.