6 Maneras de Encontrar (y Proteger) el Tiempo para Leer y Crecer Espiritualmente

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Invierte tiempo cuidadosamente

En nuestra vida diaria, el tiempo es uno de los bienes más valiosos que Altísimo nos ha transmitido. La Sagrada Escritura nos enseña la importancia de llevar la batuta proporcionadamente nuestro tiempo, no solo para nuestras responsabilidades terrenales, sino además para nuestro crecimiento espiritual y nuestra relación con Altísimo. Aquí te comparto algunas reflexiones y consejos para alterar tu tiempo cuidadosamente, basados en principios bíblicos.

1. Reconoce el Valía del Tiempo

El Cántico 90:12 nos dice: “Enséñanos a contar proporcionadamente nuestros días, para que nuestro corazón adquiera tino”. Confesar que nuestro tiempo en la tierra es restringido nos ayuda a valorar cada momento y a proceder con propósito.

2. Prioriza tu Relación con Altísimo

Jesús nos enseñó en Mateo 6:33: “Busquen primeramente el reino de Altísimo y su rectitud, y todas estas cosas les serán añadidas”. Hacer de nuestra relación con Altísimo una prioridad nos breviario en todas las demás áreas de nuestra vida.

3. Planifica con Reflexión

Proverbios 16:9 dice: “El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor”. Aunque es importante planificar, debemos hacerlo con la humildad de conocer que Altísimo tiene el control final. Incluir tiempo para la oración y la leída bíblica en nuestra planificación diaria es esencial.

4. Evita las Distracciones

En Efesios 5:15-16, Pablo nos exhorta: “Así que tengan cuidado de su guisa de proceder. No vivan como necios, sino como sabios, aprovechando al mayor cada momento oportuno, porque los días son malos”. Identificar y minimizar las distracciones nos ayuda a enfocarnos en lo que positivamente importa.

5. Dedica Tiempo a Servir a Otros

Jesús nos dio el ejemplo consumado de servicio. En Marcos 10:45, Él dijo: “Porque ni aun el Hijo del Hombre caldo para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos”. Trastornar tiempo en servir a otros no solo bendice a quienes ayudamos, sino que además nos acerca más a Altísimo.

6. Descansa y Renueva tus Fuerzas

Altísimo mismo descansó el séptimo día a posteriori de la creación (Creación 2:2-3). El alivio es una parte positivo de una vida equilibrada y nos permite renovar nuestras fuerzas para seguir sirviendo a Altísimo y a los demás con excelencia.

Trastornar nuestro tiempo cuidadosamente es una expresión de nuestra fe y obediencia a Altísimo. Al hacerlo, no solo cumplimos con nuestras responsabilidades, sino que además crecemos espiritualmente y fortalecemos nuestra relación con nuestro constructor. Que cada día podamos pedirle a Altísimo tino para llevar la batuta nuestro tiempo de guisa que le honre y glorifique.

Leo muchos libros. Mi objetivo anual es deletrear setenta y cinco libros, lo que puede parecer mucho. Y es mucho, pero no comparado con algunos de mis amigos extraordinarios.

¿Cómo leo setenta y cinco libros al año? No leo muchos libros porque tengo mucho tiempo vaco. Mi memorándum está llena, mi inventario de tareas pendientes es larga, mis tres hijos son muy hiperactivos y mi superior es muy enérgico (¿o es al revés?). Mis zapatillas de valer están descuidadas, mi estadio en casa satisfecho de polvo y mi pensil cubierto de maleza. Vivo en el mundo positivo, al igual que tú.

La respuesta corta es que aproximación tiempo para deletrear porque invierto mi tiempo cuidadosamente. A veces leo sobre mi plato temprano de huevos revueltos; a veces leo sobre mi envase de ensalada de atún del refrigerio; y a veces leo sobre mi taza de té de la tarde. Leo en la oficina de tránsito cuando renuevo mi permiso de conducir. Leo en aeropuertos y aviones cuando viajo por trabajo. Leo cuando espero al afeitador. Leo libros a mis hijos. A veces leo cuando los niños están trepando por mi espalda en el suelo de la sala de estar. En mi día vaco, me retiro un par de horas a deletrear en una cafetería. Todo este «tiempo que aproximación», si lo sumo, equivale a libros leídos.

Palabras por minuto

En un mundo donde la comunicación es rápida y constante, es acomodaticio olvidar el poder y la importancia de nuestras palabras. La velocidad con la que hablamos o escribimos, medida en palabras por minuto, puede influir en cómo se perciben nuestros mensajes. Como cristianos, debemos ser conscientes de cómo usamos nuestras palabras, ya que tienen el poder de edificar o destruir. Aquí te comparto algunas reflexiones sobre la importancia de nuestras palabras en la vida cristiana.

1. El Poder de las Palabras

La Sagrada Escritura nos recuerda en Proverbios 18:21 que “la asesinato y la vida están en poder de la argot”. Nuestras palabras pueden traer vida, esperanza y consuelo, o pueden causar daño y dolor. Es crucial que usemos nuestras palabras para edificar y no para destruir.

2. Balbucir con Reflexión y Inclinación

En Efesios 4:29, Pablo nos exhorta: “No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la falta del momento, para que imparta sandunga a los que escuchan”. Balbucir con tino y sexo significa pensar antaño de susurrar y considerar el impacto de nuestras palabras en los demás.

3. La Importancia de la Audición Activa

Santiago 1:19 nos aconseja: “Todo hombre sea pronto para oír, tardo para susurrar, tardo para la ira”. La audición activa es una parte esencial de la comunicación efectiva. Al escuchar respetuosamente, mostramos respeto y sexo con destino a los demás, y podemos reponer de guisa más adecuada y edificante.

4. La Oración y la Palabra de Altísimo

Nuestras palabras deben estar alineadas con la Palabra de Altísimo. Colosenses 3:16 nos dice: “La palabra de Cristo habite en coplosidad en vosotros, con toda tino enseñándoos y amonestándoos unos a otros”. Al satisfacer nuestra mente y corazón con la Palabra de Altísimo, nuestras palabras reflejarán su verdad y sexo.

5. La Paciencia en la Comunicación

Proverbios 15:1 nos enseña: “La respuesta suave quita la ira, pero la palabra áspera hace subir el furor”. La paciencia en la comunicación nos ayuda a reponer con calma y sandunga, incluso en situaciones difíciles. Tomarnos el tiempo para pensar antaño de susurrar puede avisar malentendidos y conflictos.

6. Evidencia Cristiano a Través de Nuestras Palabras

Nuestras palabras son una parte importante de nuestro prueba cristiano. Mateo 12:36-37 nos advierte: “Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del sumario. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado”. Debemos ser conscientes de que nuestras palabras reflejan nuestra fe y nuestro compromiso con Cristo.

Cada palabra que pronunciamos tiene un impacto. Como cristianos, estamos llamados a usar nuestras palabras para edificar, consolar y reverberar el sexo de Altísimo. Al ser conscientes de la velocidad y el contenido de nuestras palabras, podemos asegurarnos de que nuestras comunicaciones sean una abundancia para los demás y un prueba de nuestra fe en Cristo.

Pero ¿cuánto tiempo necesitamos para deletrear libros? Como estudié tres veces la misma asignatura de álgebra en la universidad, puedo hacerte unas cuantas ecuaciones matemáticas.

En primer sitio, la mayoría de las personas pueden disponer de sesenta minutos al día para deletrear. Parece mucho, pero en existencia no lo es: quince minutos por la mañana, quince minutos a la hora del refrigerio y otros treinta minutos por la tenebrosidad. No hay problema. A este ritmo, puedes ofrendar siete horas a la leída cada semana (420 minutos).

El leedor promedio lee un manual a un ritmo de unas 250 palabras por minuto. Así que 420 minutos de leída a la semana se traducen en 105.000 palabras a la semana. Suponiendo que puedas deletrear durante una hora al día y que lo hagas a unas 250 palabras por minuto, puedes completar más de un manual a la semana y unos setenta libros al año.

Algunas semanas nos dejarán más o menos tiempo para deletrear. Pero si se reservan pequeños ratos a lo abundante de la semana y se aprovecha proporcionadamente el tiempo, no es impracticable deletrear una pila considerable de libros cada año.

¿Cómo encontrar esos ratos de leída para originarse? Estos son algunos consejos que me han ayudado.

1. Aplazamiento enfrentamiento

Cuando nos proponemos deletrear libros importantes, podemos esperar examen de nuestro corazón. La leída es una disciplina y todas las disciplinas requieren autodisciplina, y la autodisciplina es lo único que nuestra carne pecaminosa resistirá.

Nuestro espíritu puede estar deseoso de deletrear un manual, pero nuestra carne es débil. Nuestra carne prefiere entregarse al entretenimiento pasivo. Las películas y la televisión pueden ser dones maravillosos de Altísimo si los usamos sabiamente, pero si no los controlamos, secuestrarán nuestros horarios y nos robarán nuestro tiempo de leída. La leída de libros no es solo una cuestión de oficina del tiempo; es una cuestión de enfrentamiento. Dondequiera que la autoindulgencia pecaminosa domine nuestro tiempo vaco, podemos estar seguros de que los ídolos personales están trabajando en nuestra carne, tratando de dividir y conquistar el alma (1 P 2:11).

Los ídolos del entretenimiento y el placer convierten la disciplina de la leída de libros en una batalla contra nuestra carne. Preferimos evitar la disciplina y así estar ocupados con tareas más fáciles como el correo electrónico, la navegación por internet y las películas. Descuidamos los libros porque nuestro corazón rechaza la disciplina necesaria para leerlos. Es un problema espiritual, una yerro de disciplina personal, no una yerro de tiempo. Hasta que no apliquemos el evangelio que libera del pecado a nuestros corazones —y a los ídolos que hay en ellos— nunca cultivaremos la autodisciplina necesaria para deletrear libros. Nuestra carne lucha en el interior de nosotros. Si no matamos a los ídolos de la galbana y la autoindulgencia, estos ídolos acabarán con nuestra capacidad de leída.

Así que calma una lucha de tu carne.

2. Haz tiempo, no excusas

En 1964, Robert Lee calculó el tiempo de ocio del que disponían los estadounidenses. En su investigación comparó el tiempo de ocio acondicionado para los estadounidenses modernos con el tiempo de ocio acondicionado para un pintoresco trabajador estadounidense a mediados del siglo XIX. ¿Qué descubrió Lee?

Es un hecho sorprendente observar que el trabajador de hace un siglo pasaba unas setenta horas semanales en el trabajo y vivía unos cuarenta primaveras. Hoy pasa unas cuarenta horas semanales en el trabajo y puede esperar proceder unos setenta primaveras. Esto añade unos veintidós primaveras más de ocio a su vida, unas 1500 horas libres cada año y un total de unas 33 000 horas libres adicionales que el hombre nacido hoy tiene para disfrutar.

Es una cantidad impresionante de tiempo vaco. Entonces, ¿por qué este tiempo vaco es tan esquivo cuando se tráfico de encontrar el tiempo que necesitamos para deletrear libros?

Para muchos de nosotros, deletrear es más una yerro de ganas que de tiempo vaco. C. S. Lewis escribió: «Las únicas personas que logran mucho son aquellas que desean tanto el conocimiento que lo buscan mientras las condiciones aún son desfavorables». Lo mismo ocurre con la leída. Nunca se dan las condiciones favorables para deletrear libros.

Siempre hay interrupciones y otras cosas que hacer. Todos podemos encontrar excusas para no deletrear: estamos demasiado ocupados, demasiado cansados, demasiado agotados por el día, demasiado (rellena el espacio en blanco). Pero todos encontramos tiempo para hacer lo que «queremos» hacer. El problema no es que no tengamos tiempo para deletrear, sino que no tenemos deseos de deletrear. Así que aprende a cortejar la leída, porque es más acomodaticio encontrar tiempo para hacer lo que te gusta.

3. Lee buenos libros

¿Cómo cultivar ese sexo? Empieza por investigar y encontrar los mejores libros disponibles. Pide recomendaciones a tus amigos. Los mejores libros se pueden encontrar en todos los géneros, desde novelas que atrapan tu corazón con los giros de una trama brillante, libros de historia que abren tu imaginación para estudiar momentos decisivos en el mundo o libros de vida cristiana que aportan claridad a tu alma y enfoque a tu vida. Nadie cultiva más el sexo por la leída que una dieta constante de buenos libros.

Creo que los únicos libros que deberían quemarse —o al menos prohibirse— son los libros mediocres. Averiguación libros que te atrapen. Lee los libros que te quitan el sueño por la tenebrosidad. Quizá sea un manual que ya hayas instruido. Vuelve a leerlo.

Aspira a convertirte en un leedor que se sienta a última hora de la tarde a posteriori de un abundante día y echa mano de un manual para relajarse. ¡Ese es un tipo de leedor al que le encanta deletrear! Puede que aún no hayas llegado a ese punto, que deletrear te resulte una tarea pesada y que la televisión, el cine o Internet dominen tu tiempo vaco. Sigue delante. Sigue buscando libros excelentes.

4. Establece prioridades de leída

Nuestra leída puede que no sea disciplinada, competente o fructífera hasta que leamos con un propósito. Antiguamente de originarse a deletrear un manual, determina por qué lo estás leyendo.

A menudo descuidamos lo que no priorizamos. La leída de libros suele descuidarse porque no es una prioridad; y no es una prioridad porque no hemos definido claramente nuestros objetivos de leída. Una vez que definimos el propósito de nuestra leída, resulta mucho más acomodaticio ver el valencia práctico de los libros en nuestras vidas.

Ten en cuenta todo lo que quieres y necesitas deletrear, incluso las lecturas que te divierten. Luego elige libros que se ajusten a esas prioridades.

5. Detén poco

A pesar de todo el tiempo vaco del que disponemos, cada uno de nosotros tiene un número restringido de días en la vida (Sal 90). La brevedad de la vida exige que limitemos nuestras prioridades. ¿Sigues esperando que llegue el tiempo para deletrear? Quizá tengas que dejar de hacer otra cosa. El novelista Alan Bissett así lo entiende. Escribió:

El leedor se ve asediado por cientos de canales de televisión, el cine en 3D, un negocio de juegos de ordenador tan amplio que empequeñece a Hollywood, iPhones, Wii, YouTube, periódicos gratuitos, una civilización de celebridades exacerbada, camino instantáneo a toda la música quia grabada, informativo deportivas las veinticuatro horas del día y cajas de DVD de series como The Wire, Mad Men y Lost que reproducen parte del talento y la profundidad de la humanidades. Los niveles sin precedentes de deuda de los consumidores, y ahora una recesión, han hecho que todo el mundo trabaje más horas. El tiempo vaco, que ya de por sí era precioso, ha sido devorado por los mensajes de texto, Facebook y el correo electrónico. Casi todas las personas con las que hablo afirman que «les encantan los libros, pero no encuentran tiempo para deletrear». Bueno, probablemente podrían, solo que eligen emplearlo de otra guisa.

¿Qué compite por tu tiempo de leída? ¿Qué es menos importante que tu leída? Nadie desperdicia más el tiempo que perseguir cosas sin un propósito. Teniendo en cuenta que el adulto estadounidense promedio (de 18 a 34 primaveras) solo dedica diez minutos al día a la leída y, sin secuestro, ve 116 minutos de televisión, creo que muchos de nosotros tenemos tiempo que podemos invertir de otra guisa.

¿Qué en tu vida necesita detenerse para que puedas originarse a deletrear?

6. Lee tres libros a la vez

¿Te cuesta encontrar tiempo para deletrear? Puede que necesites deletrear más libros. En serio. En mi vida ocurrió poco raro. Descubrí que cuando empecé a deletrear tres libros a la vez, encontraba más tiempo para deletrear. ¿Por qué? En existencia, es harto sencillo. Descubrí que distintos momentos del día me permitían deletrear distintos tipos de libros

Me gusta deletrear novelas históricas, pero no leo una novelística histórica preciso a posteriori de levantarme de la cama por la mañana. Me gusta deletrear teología, pero rara vez leo teología por la tenebrosidad antaño de acostarme. Me gusta deletrear obras épicas largas, como El Señor de los Anillos, pero no puedo meterme en una novelística épica mientras viajo.

Los distintos géneros se adaptan a distintos momentos y tener tres libros de distintos géneros me da maduro flexibilidad para enterarse fragmentos de tiempo a lo abundante del día. En cambio, deletrear un solo manual hace más difícil encontrar tiempo para deletrear porque restringe el número de contextos.

El punto

El punto es que podemos encontrar el tiempo necesario para deletrear libros. Pero para ello hay que reflexionar sobre una serie de temas relacionados.

  • Aplazamiento resistor de tu corazón.
  • Saco tiempo para deletrear, no excusas de por qué no lees. Todos tenemos buenas excusas.
  • Cultiva el apetito por los libros leyendo (y releyendo) buenos libros.
  • Establece tus prioridades de leída y deja que sean éstas las que guíen tu selección de libros.
  • Deja de hacer otras cosas a fin de tener tiempo para deletrear.
  • Intenta deletrear tres (o más) libros a la vez y aprovecha tus entornos.

No hace yerro dedicarse profesionalmente a reseñar libros para deletrear muchos. Siquiera hace yerro ser brillante. Pero sí es necesario ser constante y tener un propósito. Si eres capaz de disciplinarte, encontrarás el tiempo que necesitas para deletrear.

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