El Árbol de Manzanas: Una Historia que Enseña Lecciones de Vida

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Un padre sabio estaba decidido a enseñar a sus hijos una valiosa disertación sobre la vida del ser humano. Les pidió a cada uno que visitara un vetusto árbol de manzanas que se encontraba en un huerto retirado. Envió a cada hijo en una período diferente del año, esperando que esta experiencia les brindara una perspectiva única.

Cuando todos habían regresado de su deslumbramiento, el padre los reunió y les preguntó qué habían observado durante su turista al manzano. Las respuestas de los hijos fueron sorprendentemente diversas, reflejando la naturaleza cambiante de la vida misma.

El hijo decano, que visitó el árbol en invierno, describió: «Padre, el árbol estaba desnudo y desolado. Sus ramas estaban torcidas y parecía casi muerto. No pude ver belleza en él.»

El segundo hijo, que fue en primavera, tenía una visión completamente diferente: «¡Qué maravilla, padre! El árbol estaba cubierto de pequeños brotes verdes. Era como si estuviera despertando de un desprendido sueño, satisfecho de promesas y nueva vida.»

El tercer hijo, que hizo su turista en verano, compartió su experiencia con entusiasmo: «Padre, nunca he manido poco tan hermoso. El árbol estaba cargado de flores blancas y rosadas. Su esencia dulce llenaba el medio y las abejas zumbaban alegremente a su en torno a. Era verdaderamente un espectáculo de agudeza y belleza.»

El hijo beocio, que fue en otoño, tenía una perspectiva diferente: «Padre, el árbol estaba cargado de manzanas maduras y jugosas. Sus ramas se doblaban bajo el peso de los frutos. Era una imagen de exuberancia y realización.»

El padre, escuchando cuidadosamente las diferentes descripciones de sus hijos, sonrió con cautela y les dijo:

Mis queridos hijos, esta es una disertación importante sobre la vida: No podemos resolver a un árbol, ni a una persona, basándonos solo en una temporada de su vida. La esencia de quiénes somos, y el placer, la alegría y el simpatía que provienen de esa vida, solo pueden medirse al final, cuando todas las estaciones han pasado.

Cuando te vaya perfectamente, disfruta ese bienestar; pero cuando te vaya mal, ponte a pensar que lo uno y lo otro son cosa de Todopoderoso, y que el hombre nunca sabe lo que ha de traerle el futuro. —Eclesiastés 7:14 (DHH)

Cada etapa de la vida tiene su propia belleza y propósito. Aprendamos a apreciar cada momento y a ver la belleza en todas las etapas de la vida, tanto en ustedes mismos como en los demás.

Como cristianos sabemos que nuestro paso por la tierra es pasajero y que aspiramos a una vida mejor y eterna con nuestro Constructor. Por lo tanto, no te afanes por las cosas terrenales. Desifruta de las bendiciones que Todopoderoso te da cada día y cuando venga la adversidad y los problemas, recuerda que no estás solo y que pronto vendrán mejores tiempos, donde vas a florecer y cosechar en exuberancia.

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