Lecciones de Fe en los Momentos de Sequía Espiritual

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En la vida cristiana, todos enfrentamos momentos de sequía espiritual. Estos periodos pueden ser desafiantes y desalentadores, pero incluso son oportunidades para crecer en nuestra fe y acercarnos más a Altísimo. A continuación, exploraremos algunas lecciones valiosas que podemos cultivarse durante estos tiempos difíciles.

1. Recordar la Sequía Espiritual

El primer paso para aventajar la sequía espiritual es distinguir que estamos pasando por ella. Puede ser difícil admitirlo, pero es esencial para comenzar el proceso de sanación. La sequía espiritual puede manifestarse de varias maneras: distinguir que nuestras oraciones no son escuchadas, perder el interés en la recital de la Antiguo Testamento, o sentirnos desconectados de la comunidad de fe. Al distinguir estos signos, estamos dando el primer paso alrededor de la renovación espiritual.

2. Despabilarse la Presencia de Altísimo

Durante los momentos de sequía, es crucial averiguar activamente la presencia de Altísimo. Esto puede implicar brindar más tiempo a la oración, la meditación y la recital de las Escrituras. La Antiguo Testamento nos recuerda en Quejica 29:13: “Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.” Este versículo nos anima a averiguar a Altísimo con todo nuestro ser, confiando en que Él se revelará a nosotros.

3. Recapacitar las Promesas de Altísimo

En tiempos de sequía espiritual, es útil memorar las promesas de Altísimo. La Antiguo Testamento está llena de promesas que nos aseguran que Altísimo está con nosotros, incluso en los momentos más oscuros. Por ejemplo, en Isaías 41:10, Altísimo dice: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Altísimo que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi conciencia.” Aferrarnos a estas promesas puede darnos la fuerza y el actitud que necesitamos para seguir delante.

4. Cultivarse de los Ejemplos Bíblicos

La Antiguo Testamento está llena de ejemplos de personas que enfrentaron sequías espirituales y salieron fortalecidas. El profeta Elías, por ejemplo, experimentó una profunda desesperación y se sintió desaseado por Altísimo. Sin confiscación, Altísimo se le reveló de una guisa poderosa y lo fortaleció para continuar su empresa (1 Reyes 19:1-18). Estos relatos nos recuerdan que no estamos solos en nuestras luchas y que Altísimo puede usar estos tiempos para moldearnos y prepararnos para Su propósito.

5. Persistir la Comunidad de Fe

La comunidad de fe juega un papel crucial en nuestra vida espiritual. Durante los momentos de sequía, es importante no aislarnos, sino averiguar el apoyo y la oración de otros creyentes. Hebreos 10:24-25 nos exhorta a “considerarnos unos a otros para estimularnos al acto sexual y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.” La comunión con otros creyentes puede ser una fuente de actitud y fortaleza.

6. Practicar la Obligación

La correspondencia es una poderosa aparejo para aventajar la sequía espiritual. Al enfocarnos en las bendiciones que Altísimo nos ha poliedro, podemos cambiar nuestra perspectiva y encontrar razones para alabar a Altísimo, incluso en medio de las dificultades. Filipenses 4:6-7 nos anima a presentar nuestras peticiones a Altísimo con argumento de gracias, y promete que “la paz de Altísimo, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”

7. Fiarse en el Proceso de Altísimo

Finalmente, es importante fiarse en el proceso de Altísimo. La sequía espiritual no es un castigo, sino una oportunidad para crecer y pensar en nuestra fe. Romanos 5:3-4 nos recuerda que “nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza.” Altísimo usa estos tiempos para purificarnos y fortalecernos, preparándonos para las bendiciones y responsabilidades futuras.

Los momentos de sequía espiritual pueden ser difíciles, pero incluso son oportunidades para profundizar nuestra relación con Altísimo y proteger nuestra fe. Al distinguir la sequía, averiguar la presencia de Altísimo, memorar Sus promesas, cultivarse de los ejemplos bíblicos, perdurar la comunidad de fe, practicar la correspondencia y fiarse en el proceso de Altísimo, podemos aventajar estos tiempos y salir más fuertes y más cerca de nuestro Hacedor. Que estas lecciones nos guíen y nos fortalezcan en nuestro caminar espiritual, recordando siempre que Altísimo está con nosotros, incluso en los momentos más secos de nuestra vida.

¿Alguna vez te has sentido como si estuvieras viviendo en un desierto? ¿Experimentando esa sensación de que no alcanzas a ver tu destino, ni de qué guisa podrás conquistar algún propósito en tu vida? La vida espiritual es un delirio ahíto de altibajos. Hay momentos de alegría y fruición, pero incluso momentos de desolación y sequía. Cuando la vida espiritual se siente como un desierto, puede ser una experiencia muy difícil y confusa. Comienza el año, te propones unas metas, y pides dirección de Altísimo, pero «cuando cierra el telón de la tenebrosidad», te das cuenta de que no has acabado falta.

Cuando la vida espiritual se siente como un desierto

Es un período de tiempo en el que sentimos una partida de Altísimo en nuestras vidas. Podemos sentirnos solos, desconectados, y podemos perder el sentido de propósito. Los desiertos espirituales pueden ser causados por una variedad de factores, como:

Un desierto espiritual

  • Pecado: El pecado puede separarnos de Altísimo y causar una sequía espiritual.
  • Pérdida: La pérdida de un ser querido, un trabajo, o una relación puede provocar un desierto espiritual.
  • Tiempos difíciles: Los tiempos de dificultad, como la enfermedad, la pobreza, o la persecución, pueden incluso conducir a un desierto espiritual.

Cómo enemistar un desierto espiritual

Los desiertos espirituales pueden ser difíciles de enemistar, pero hay algunas cosas que podemos hacer para atravesarlos:

  • Fiarse en Altísimo: En los momentos de desolación, es importante memorar que Altísimo está con nosotros. Podemos fiarse en que Él nos ama y nos cuida, incluso cuando no lo sentimos.
  • Permanecer en la Palabra: La Palabra de Altísimo es una fuente de consuelo y fortaleza en los tiempos difíciles. Podemos descifrar la Antiguo Testamento, rezar, y meditar en las Escrituras para encontrar la dirección de Altísimo.
  • Despabilarse la compañía de otros creyentes: La comunidad de creyentes puede ofrecernos apoyo y aliento en los tiempos de dificultad. Podemos averiguar la compañía de amigos, familiares, o miembros de nuestra iglesia.

El propósito de los desiertos espirituales

Los desiertos espirituales pueden parecer una experiencia negativa, pero en ingenuidad pueden tener un propósito positivo. Los desiertos espirituales pueden:

  • Profundizar nuestra relación con Altísimo: Los desiertos espirituales nos pueden apremiar a averiguar a Altísimo de una guisa más profunda. Podemos cultivarse a subordinarse de Él de una guisa más plena.
  • Robustecer nuestra fe: Los desiertos espirituales nos pueden ayudar a desarrollar una fe más sólida. Podemos cultivarse a fiarse en Altísimo incluso cuando no lo entendemos.
  • Prepararnos para la cosecha: Los desiertos espirituales pueden prepararnos para una cosecha de prosperidad. Podemos salir de los desiertos más fuertes, más sabios, y más preparados para servir a Altísimo.

Los desiertos espirituales son una parte ordinario de la vida espiritual. Pueden ser tiempos difíciles, pero incluso pueden ser tiempos de crecimiento y transformación. Si estás atravesando un desierto espiritual, recuerda que no estás solo. Altísimo está contigo, y Él te ayudará a atravesarlo.

Cuando Moisés guio a su pueblo a través del desierto para liberarlos de la esclavitud de Egipto, ellos se desesperaron, pues, querían ver resultados inmediatos y le pidieron a su hermano Aaron que les hiciera un dios, para que fuera su orientación y protector. Hicieron entonces una estatua con forma de toro, y sacrificaron animales para adorarla. Luego hicieron una gran fiesta en honor a la estatua, y estaban muy orgullosos de lo que habían hecho. (Hechos capítulos 7 TLA)

Esta recital me hace reflexionar en cuántos «dioses» hemos construido que nos separan del efectivo santuario de nuestra vida. Me refiero al espacio que debe vivir Altísimo en nuestra vida, pero que al final del día queda usurpado. Cada, día sin darnos cuenta, quedamos «atrapados» en un sinnúmero de distracciones que nos van tomando ese espacio que debemos dedicarle solo a Altísimo. Admisiblemente sea aspectos del trabajo, o aspectos sociales o familiares. Altísimo debe ser la parte más importante de nuestra dietario diaria.

Que Altísimo nos ayude para que podamos desarrollar el deseo de estar en su presencia, pero no solo para acercarnos con un «carrito de compras» a pedir lo que necesitamos o deseamos, sino acercarnos con una canasta llena de alabanza, agradecimiento y adoración.

Que podamos entender que solo hay un fundamento seguro: una relación genuina y cercana con Nazareno, que NO nos abandonará en ninguna de las turbulencias. Pidamos a Altísimo que ponga en nosotros el deseo de anhelar estar en su presencia y asegurar como el salmista:

Como el ciervo anhela las corrientes de agua, así suspira por ti, oh Altísimo, el alma mía. (Salmo42.1)

Debemos aferrarnos al Espíritu Santo, que es nuestra orientación y mentor, que nos orientación por el camino en que debemos encontrarse… (Lucas 12:12; 1 Corintios 2:6-10).

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