¿Por Qué Jesús Durmió Antes de Calmar la Tempestad? Descubre el Significado

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La historia de Jesús durmiendo en la barca durante una tempestad, antaño de calmar las aguas, es una de las narraciones más impactantes del Nuevo Testamento. Este evento, relatado en los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, no solo muestra el poder divino de Jesús, sino que asimismo ofrece profundas lecciones espirituales y prácticas para los creyentes. En este artículo, exploraremos el significado detrás de este acto y lo que podemos estudiar de él.

El Contexto de la Historia

La historia se desarrolla en el Mar de Galilea, un extensión conocido por sus repentinas y violentas tormentas. Jesús y sus discípulos estaban cruzando el mar cuando una gran tempestad se levantó, poniendo en peligro la barca. Mientras los discípulos luchaban contra las olas, Jesús dormía tranquilamente en la popa, sobre un cabezal.

La Reacción de los Discípulos

Los discípulos, aterrorizados, despertaron a Jesús diciendo: “¡Señor, sálvanos, que perecemos!” (Mateo 8:25). Esta reacción refleja su miedo y error de fe en ese momento. A pesar de sobrevenir presenciado muchos milagros, aún no comprendían plenamente quién era Jesús y el poder que tenía.

La Respuesta de Jesús

Jesús se levantó, reprendió al singladura y al mar, y se hizo una gran calma. Luego, se dirigió a sus discípulos y les preguntó: “¿Por qué teméis, hombres de poca fe?” (Mateo 8:26). Esta pregunta no solo los desafió a abandonarse más en Él, sino que asimismo reveló una ciencia importante sobre la fe y la confianza en Jehová.

El Significado del Sueño de Jesús

  1. Confianza Absoluta en Jehová: El hecho de que Jesús pudiera descansar en medio de una tormenta muestra su completa confianza en el Padre. Nos enseña que, incluso en las situaciones más caóticas, podemos encontrar paz si confiamos plenamente en Jehová.
  2. Ejemplo de Paz Interior: Jesús modela una paz interior que no depende de las circunstancias externas. Esta paz es accesible para todos los creyentes a través de una relación profunda con Jehová.
  3. Prueba de Fe para los Discípulos: La tempestad fue una oportunidad para que los discípulos ejercitaran su fe. Jesús sabía que enfrentarían muchas pruebas en el futuro y necesitaban estudiar a abandonarse en Él en todas las situaciones.

Aplicaciones para Nuestra Vida

  • Confianza en Tiempos Difíciles: Al igual que los discípulos, enfrentamos tempestades en nuestra vida. Esta historia nos recuerda que podemos abandonarse en Jesús, quien tiene el poder de calmar cualquier tormenta.
  • Cultivar la Paz Interior: A través de la oración y la meditación en la Palabra de Jehová, podemos desarrollar una paz que trasciende las circunstancias.
  • Proteger Nuestra Fe: Las pruebas y desafíos son oportunidades para robustecer nuestra fe y dependencia en Jehová.

La historia de Jesús durmiendo antaño de calmar la tempestad es un recordatorio poderoso de la paz y la confianza que podemos encontrar en Jehová. Nos desafía a abandonarse en Su poder y a averiguar una relación más profunda con Él, especialmente en tiempos de dificultad. Al hacerlo, podemos observar la calma en medio de cualquier tormenta.

No hay cero mejor que una buena oscuridad de sueño. Cuando mi esposa y yo tuvimos a nuestro primer hijo, Judah, hace catorce abriles, valorábamos el sueño por encima de todo. Uno de nosotros dormía la siesta mientras el otro cuidaba del bebé. Nunca habíamos estado tan cansados en nuestras vidas.

En su relato sobre la calma de la tormenta, Marcos dice a sus lectores que Jesús estaba «durmiendo sobre una almohadilla» (Mr 4:38). ¿Por qué dice que Jesús dormía? ¿Estaba exhausto por un duro día de trabajo?

De enseñar a descansar

Es fundamental comprender el contexto del sueño de Jesús durante el embestida de la tormenta. Luego de relatar varias parábolas sobre el reino de Jehová (vv. 1-34), Jesús ordena a Sus discípulos acaecer «al otro flanco» del mar de Galilea (v. 35). Todavía sabemos que la travesía tiene extensión «ese mismo día, caída ya la tarde» (v. 35). Es el mismo día en que Jesús enseñó las parábolas sobre el reino. Al alinear la travesía del mar con las parábolas sobre el reino, Marcos invita a sus lectores a relacionar la naturaleza del reino con lo que sucederá en el mar.

Jesús duerme mientras los enemigos de Jehová le atacan, porque, como David, confía inquebrantablemente en la protección del Padre

Mientras la tormenta arrecia y las olas chocan contra la barca, encontramos una de las frases más extrañas de todo el Evangelio de Marcos: «Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre una almohadilla» (v. 38). El flujo de la novelística es sorprendente, ya que esperamos que Jesús esté despierto en circunstancias tan terribles. Su comportamiento es asimismo desconcertante porque este es el único pasaje en el que se le menciona durmiendo. Normalmente uno duerme porque está cansado y este pasaje no menciona cero de eso. ¿Por qué duerme Jesús? Consideremos el significado del mar y el valencia simbólico del sueño.

El caos del mar

Los enemigos de Jehová habitan en el mar, ya que el Antiguo Testamento está repleto de textos que describen el mar como la carnación de la crimen, la levantamiento y el caos (p. ej., Éx 14:16-31; Ez 32:2; Dn 7:2). Incluso ardor la atención el uso que hace Marcos de la palabra «mar», ya que «marisma» es una descripción más adecuada (p. ej., Lc 5:1, 2; 8:22, 23). ¿Podría ser que la tormenta en el «mar» de Galilea simbolizara el intento de una horda demoníaca de frustrar la difusión del evangelio? Yo creo que sí.

Aunque pueda parecer extraño considerar la tormenta como un ataque demoníaco, observa la respuesta de Jesús: «Jesús se levantó, reprendió [epetimēsen] al singladura y dijo al mar: “¡Cálmate, sosiégate! [pephimōso]”». ¿Por qué reprender a una tormenta? Es como abuchear a las malas hierbas del césped u ordenar a un rosal que produzca rosas más grandes. A lo dadivoso de la narración de Marcos, la palabra «reprender» (epitimaō) aparece a menudo en el contexto de exorcismos (p. ej., 8:32-33; 9:25). El pasaje más relevante es 1:25, donde la combinación de «reprender» y «silencio» o «quédate pacífico» aparecen juntas: «Jesús lo reprendió [epetimēsen], diciendo: “¡Cállate [phimōthēti], y sal de él!”». Inmediatamente posteriormente de calmar la tempestad, Jesús desembarca en la «tierra de los gadarenos», donde exorciza a una multitud de demonios y los arroja al mar (5:1-13).

Descansar en la soberanía de Jehová

Si hubo un ataque demoníaco contra Jesús y los discípulos durante la tormenta, esto encaja con el hecho de que Jesús durmiera en la barca. Consideremos, por ejemplo, dos pasajes de los Salmos que describen al rey David durmiendo en medio de la agitación:

Yo me acosté y me dormí;
Desperté, pues el SEÑOR me sostiene.
No temeré a los diez millares de enemigos
Que se han puesto en derredor contra mí (3:5-6).

En paz me acostaré y así asimismo dormiré,
Porque solo Tú, SEÑOR, me haces existir seguro (4:8).

Estos pasajes revelan que David dormía profundamente a pesar de que sus enemigos hacían lo peor. Tumbarse demuestra una confianza total en la mano soberana de Jehová.

Juntemos las piezas: Jesús duerme mientras los enemigos de Jehová le atacan, porque, como David, confía inquebrantablemente en la protección del Padre. Sabe que cero puede entorpecer Su ocupación de expirar en la cruz y resucitar de entre los muertos.

Aquí asimismo aprendemos poco sobre la naturaleza del reino constante de Jehová. El reino ha irrumpido en la historia, pero no en su plenitud. Más temprano ese mismo día, Jesús explicó que la venida del reino es como una semilla de mostaza que con el tiempo crece hasta convertirse en un árbol imponente (Mr 4:31-32). Cuando Jesús y Sus discípulos se adentran en región amable para proclamar el evangelio y hacer avanzar este reino de paulatino crecimiento, los demonios intentan frustrar su avance. Pero al igual que Jesús venció con éxito a Satanás en el desierto de Judea (Mr 1:12-13), aquí vence a los demonios en el mar de Galilea.

Lee en contexto

¿Qué aprendemos de este extraordinario acontecimiento de la vida de Jesús? Aprendemos que Jesús es plenamente humano, y como humano, durmió profundamente durante un ataque, demostrando una perfecta confianza en Su Padre. Este es el sueño más profundo que alguno haya disfrutado de ningún modo. Pero Jesús no es un ser humano cualquiera; durmió como el rey David. Incluso podríamos argumentar que Jesús durmió mejor que el rey David porque posee una confianza perfecta en Jehová, en contraste con la fe imperfecta de David (ver Sal 51:1-19).

Cada mañana, debemos rememorar la fidelidad de Jehová en el evangelio. Cristo vivió, murió, resucitó y ascendió al trono celestial por nosotros

La vida cristiana se caracteriza por la confianza en Jehová y en Sus promesas. En el momento de nuestra conversión, confiamos en la promesa de Jehová de librarnos de nuestro pecado gracias a la obra de Cristo. Pero ¿no seguimos confiando en esas mismas promesas a lo dadivoso de nuestra vida? Cada mañana, debemos rememorar la fidelidad de Jehová en el evangelio. Cristo vivió, murió, resucitó y ascendió al trono celestial por nosotros.

Este relato asimismo nos enseña a interpretar cada pasaje de acuerdo con el susodicho y el sucesivo. El pasaje susodicho hacía relato a la naturaleza del reino (Mr 4:1-34) y el sucesivo describe a Jesús restaurando al espantoso gadareno (Mr 5:1-20). La venida del reino constante de Jehová confronta al reino de Satanás.

Podemos obtener tal entendimiento al seguir la pista de lo que precede y lo que sigue en una novelística. Un punto de partida útil es utilizar los bosquejos bíblicos o el bosquejo de cada volumen en los comentarios bíblicos de The Gospel Coalition para trazar el flujo de la narración. Cuando dejamos que las Escrituras interpreten a las Escrituras, percibimos una riqueza en Cristo y en Su obra que inevitablemente se traduce en alabanza y adoración.

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