El diezmo ha sido una práctica importante en la vida cristiana y en la iglesia a lo largo de la historia. Sin embargo, la pregunta sobre su vigencia en el Nuevo Testamento genera debates entre los cristianos, especialmente en el contexto de una fe basada en la gracia y no en la ley. Este artículo explora las enseñanzas bíblicas sobre el diezmo en el Nuevo Testamento y cómo podemos entender esta práctica en el marco del Evangelio de Jesucristo.
¿Qué es el Diezmo? Una introducción bíblica
El diezmo es la práctica de dar el 10% de los ingresos de una persona a la obra de Dios, y tiene sus raíces en el Antiguo Testamento. Se menciona por primera vez en Génesis 14:20, cuando Abraham le dio el diezmo a Melquisedec, sacerdote del Dios Altísimo. También es claramente ordenado en Levítico 27:30 como parte de las leyes dadas al pueblo de Israel, en el contexto del pacto antiguo.
En el Antiguo Testamento, el diezmo no solo tenía un propósito de apoyo a los sacerdotes y levitas, sino también como una manera de reconocer a Dios como el dueño de todo. De hecho, el diezmo era una expresión de obediencia y gratitud hacia el Señor por su provisión.
El Diezmo en el Nuevo Testamento: ¿Una práctica obligatoria?
Al pasar al Nuevo Testamento, muchos cristianos se preguntan si el diezmo sigue siendo una obligación para los creyentes. Es crucial entender que, aunque en el Nuevo Testamento no se ordena de manera explícita el diezmo como en el Antiguo Testamento, los principios detrás de esta práctica siguen siendo muy relevantes.
Mateo 23:23: Jesús menciona el Diezmo
En Mateo 23:23, Jesús habla sobre el diezmo, pero lo hace en un contexto crítico, reprendiendo a los fariseos y maestros de la ley: «¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Dan el diezmo de la menta, el eneldo y el comino, pero han descuidado lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad. ¡Ustedes deberían practicar estas cosas, sin descuidar aquellas!» Aquí, Jesús no invalida el diezmo, sino que señala que la justicia, la misericordia y la fidelidad deben ser igualmente prioritarias.
Lo que Jesús critica es el enfoque de los fariseos, quienes cumplían con la ley del diezmo pero descuidaban los principios más profundos de Dios. Este versículo muestra que el diezmo es importante, pero que no debe ser la única preocupación en la vida cristiana, ya que otras cualidades, como la justicia y la misericordia, son esenciales para una vida de fe.
Hebreos 7: El Diezmo y el Sacerdocio de Melquisedec
En Hebreos 7, se habla de Melquisedec y su relación con Abraham. Aquí, se menciona nuevamente que Abraham dio el diezmo a Melquisedec, lo que destaca la importancia histórica del diezmo y su conexión con el sacerdocio de Cristo. Aunque el autor de Hebreos no da una orden directa sobre el diezmo para los cristianos, sí señala que el principio de honrar a Dios con nuestras finanzas es parte del legado de la fe cristiana.
El pasaje sugiere que, aunque el sistema de sacrificios y diezmos del Antiguo Testamento fue reemplazado por el sacrificio de Cristo, los principios de dar y honrar a Dios siguen siendo relevantes. El énfasis aquí es que Jesucristo, el sumo sacerdote, es el cumplimiento de lo que el diezmo representaba en el antiguo pacto.
La Generosidad y el Espíritu del Nuevo Testamento
En el Nuevo Testamento, el énfasis no está solo en una cantidad específica, como el diezmo, sino en la actitud del corazón. 2 Corintios 9:7 nos dice: «Cada uno de acuerdo con lo que haya decidido en su corazón, no con tristeza ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre«. Esta enseñanza refleja que, en la gracia, Dios busca una actitud generosa que provenga de un corazón dispuesto, y no simplemente de la obligación de dar un porcentaje fijo.
El ejemplo de la viuda en Marcos 12:41-44
En Marcos 12:41-44, Jesús observa a una viuda pobre que echa dos pequeñas monedas en el tesoro del templo. Jesús señala que, aunque ella dio una cantidad muy pequeña, lo hizo con un corazón sincero y generoso. «Esta viuda pobre ha echado más que todos los demás«, dijo Jesús, subrayando que la cantidad no es lo más importante, sino la actitud del corazón.
Este principio es clave para entender cómo el diezmo y las ofrendas se deben ver en el contexto del Nuevo Testamento. La generosidad y la disposición del corazón son más importantes que la cantidad exacta, y esta es una de las enseñanzas más profundas de Jesús acerca del dar.
¿Es el Diezmo un principio aplicable hoy?
Aunque el diezmo específico del 10% no es una orden directa en el Nuevo Testamento, los principios de dar generosamente y honrar a Dios con nuestras finanzas son aplicables. El diezmo puede ser una guía útil para aquellos que desean tener una práctica estructurada de generosidad, pero no debe ser visto como una regla rígida que define la vida cristiana.
El Nuevo Testamento nos llama a dar con un corazón dispuesto y generoso, a no dar por obligación, y a ser conscientes de que todo lo que tenemos proviene de Dios. El principio de honrar a Dios con nuestras finanzas sigue siendo válido, pero cada creyente debe examinar su corazón y decidir cómo honrar a Dios con lo que tiene, siendo guiado por el Espíritu Santo.
1 Timoteo 6:17-19: La advertencia contra el amor al dinero
En 1 Timoteo 6:17-19, el apóstol Pablo da una advertencia clara contra el amor al dinero y cómo este puede desviar nuestro enfoque de las cosas espirituales. «A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos«. Aquí, Pablo nos recuerda que la verdadera riqueza está en confiar en Dios, no en acumular bienes materiales.
Este versículo refuerza el principio de que el diezmo y las ofrendas deben ser parte de una vida de fidelidad a Dios, sin caer en la trampa de la codicia o la dependencia de las riquezas.
Diezmo y Generosidad, un Llamado Bíblico a Honrar a Dios
En resumen, el diezmo sigue siendo un principio valioso en la vida cristiana, pero en el Nuevo Testamento, la clave está en la actitud del corazón. Aunque no estamos bajo la ley del diezmo como obligación, Dios llama a los cristianos a dar con generosidad, sabiendo que todo lo que tenemos es un regalo de Él. La generosidad, no la cantidad, es el principio que resalta el Nuevo Testamento.
Así, el diezmo no debe ser una carga o una práctica mecánica, sino una expresión de gratitud y confianza en Dios. El Nuevo Testamento nos invita a dar alegremente, con una disposición de corazón que refleje la generosidad de Dios en nuestras vidas.